La selección argentina arrastra desde hace 28 años la condena de no poder levantar un trofeo. Sabemos que pasó en cuatro de las últimas seis. Así que vayamos a la segunda mitad de la década del 90 y la primera del 2000: Uruguay, Bolivia, Paraguay y Colombia. Escribe Federico Cavalli.
Entre las últimas copas ganadas y la primera final perdida en 2004 se jugaron cuatro torneos que pasaron de largo y que estuvimos lejos de llegar a la final. En esas épocas cada certamen se lo utilizó para algún fin particular y solo se esperaba un logro por ser la selección argentina. Épocas donde las convocatorias tenían varios debutantes y sorpresas, como estos últimos meses de la selección.
Partamos desde la copa de Uruguay 95. La selección dirigida por Daniel Pasarella venía del dolor que significó el mundial 94 y afrontaría un gran recambio. Solo 7 de los 22 que habían compartido equipo con Maradona estaban en el plantel. Con Batistuta como referente en ataque, Ortega en la conducción y un gran rendimiento del Pupi Zanetti la selección ganó sus primeros dos partidos del grupo.
Pero en la última fecha, versus EEUU, Passarela apeló al recambió de forma excesiva y el equipo cayó por tres a cero. Ni los titulares que ingresaron en el segundo tiempo pudieron cambiar la historia. Esa derrota nos colocó segundos del grupo, nos mandó a jugar con Brasil y la historia ya conocida: mano de Tulio, penales y fuera de la copa.

Como el torneo fue utilizado para renovar el plantel y la mayoría debutaron en la selección (caso Gabriel Schurrer o Marcelo Espina) la pronta eliminación no fue transformada en drama. Sumado a que se llegaba dulce: el último titulo había sido logrado dos años atrás. No existía la urgencia que corre en estos tiempos.
A los dos años llego la revancha para Passarella. En tiempos donde se jugaba el certamen continental cada dos años, Bolivia 97 quedó en medio de unas eliminatorias complicadas para la selección nacional. En la fecha 12, jugada solo tres días antes de empezar la Copa, pudo encaminar el rumbo a Francia 98 con un triunfo por dos a cero a Perú. De los 18 que estuvieron en ese partido solo 4 viajaron a la copa: Calderón, Bassedas, Berti y Roa, titular en eliminatorias.
La selección no tuvo brillo y después de una primera fase regular se quedó afuera en cuartos, donde perdió con Perú por dos a uno. Se la tomó como una prueba con jugadores locales (solo tres militaban en el fútbol internacional), que ya tenía una precuela: en la fecha diez de la eliminatoria Passarela se llevó un grupo de jugadores locales a trabajar a la altura veinte días antes del partido que terminó con la derrota del conjunto albiceleste y el papelón del corte de Julio Cruz.

Exactos 15 días después de quedar fuera de la copa , por eliminatorias, Argentina venció dos a uno a Paraguay y ninguno de los que fue probados se metió entre los concentrados. De los 22 que fueron a la copa América de Bolivia solo seis estuvieron un año después en Francia: Roa, Berti, Delgado, Pineda, Vivas, y Gallardo (Cristian Bassedas se quedó afuera en el último corte). Existieron casos de debut y despedida en ese certamen para la selección mayor: el arquero Marcelo Ojeda, Pablo Rotchen, Mauricio Pellegrino y Pacha Cardozo. Los medios reflejaron la eliminación como una tristeza pero no se profundizó el dolor, las eliminatorias era el objetivo principal del primer ciclo post Maradona.
En la siguiente copa, la de Paraguay 99, Marcelo Bielsa llegaba con un puñado de partidos y apostaba a la base del Boca campeón de la temporada 98-99. Solo seis jugadores se repetían del mundial de Francia: Burgos, Ayala, Vivas, Zanetti, Simeone y Ortega. El certamen será recordado por los tres penales que erró Palermo contra Colombia. El equipo tuvo un andar irregular y en cuartos, otra vez, nos volvimos: frente a Brasil y errando un penal (Dida le atajó a Ayala).
La gran mayoría de los que integró la lista continúo en el proceso que decantó en Corea-Japón 2002. Los casos excepcionales fueron Albano Bizarri y Martín Palermo, que no volverían a ser convocados, José Luís Calderón, que se peleó con Bielsa al bajar del avión en suelo argento y Juan Román Riqueme, que volvió en 2002 para un amistoso con Gales, pero Bielsa optó por no llevarlo al mundial.
Se empezó a generar un clima extraño con la necesidad de protagonizar algún torneo. No cayó bien que nos volvamos en cuartos. Pero como el proceso pronto se encaminó y el equipo logró estar entre los tres mejores del mundo, las quejas por la falta de futbol en la copa América de Paraguay 99 quedaron atrás (también hay que tener en cuenta que no llegaba como candidato). Para la copa de Colombia 2001 la selección fue bajada por AFA debido a las amenazas recibidas previo al certamen. El apuro por un titulo quedó para más adelante. De la lista previa que el Loco Bielsa convocó solo se destacaba la presencia de Facundo Quiroga del Napoli. Después, tenía todo el plantel que transitaba cómodo en eliminatorias.
A partir de ahí comenzó la psicosis: el mundial de Corea-Japón 2002 abrió de par en par las puertas para que la palabra fracaso se instale y el número redondo de diez años sin ganar nada incrementó la situación. Entonces, un mundial, una copa América, una copa Confederaciones fue lo mismo: ganar o la condena. Las dos medallas de oro en Juegos Olímpicos no alcanzaron para amenizar la impaciencia y las finales perdidas borraron desempeños exitosos y procesos que tenían futuro.
La selección va a la Copa América de Brasil con la idea de intentar consolidar el recambio que comenzó después de la explosión de Rusia 2018. Esperemos que no suceda como a partir de Uruguay 95 donde los experimentos y las pruebas se transformaron en piedras que arrastrar. Cualquier cosa que pase puede ser un detonante de este proceso que encarna Scaloni. Argentina no se emborrachó con dos copas Américas, se puso a probar, se olvidó de jugar y cuando se quiso acordar ya pedían sangre los mismos de siempre.
Federico Cavalli
Twitter: @willycavalli
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