A 70 años de la inauguración del Estadio Presidente Perón del Racing Club hablamos con Ariel Scher: periodista, escritor y docente. En la siguiente charla nos regaló sus primeros recuerdos en ese estadio, la importancia de que las calles que lo rodean homenajeen a ídolos del club, la literatura escrita sobre el Cilindro y algunos aportes históricos sobre la inauguración. ¿Estuvo o no estuvo Perón aquel 3 de septiembre de 1950?
-Tenemos al maestro Ariel Scher para hablar sobre el 70 aniversario del Estadio Presidente Perón, el Cilindro de Avellaneda, y en las diferentes facetas en las cuales se lo puede pensar: Un estadio de fútbol, un espacio de la Memoria, un lugar narrativo ¡Buenas noches Ariel! ¿Como estas?
-Yo estoy bien. Siempre las referencias a la memoria nos hacen más gente y en el caso del universo de afectos de cada individuo, esas referencias se refuerzan cuando justamente se menciona el mundo de los afectos. El estadio de Racing, el Cilindro es un lugar que yo siento como un hogar añadido en mi vida. Así que siempre me gusta escuchar y hablar del Cilindro y me encantaría ir al Cilindro pero por ahora me encanta soñar que volveremos a ir.

-¿Cual es el primer recuerdo que tenes del Cilindro de Avellaneda?
-Tengo un recuerdo muy fuerte del Pato Fillol volando de palo a palo como recuerdo joven del Cilindro, no como el primero pero sí como uno que me da vueltas ahí todo el tiempo. Porque era eso un vuelo y lo sigue siendo. Un lugar que me hace poner los pies sobre la mejor tierra como siente cada individuo a los estadios en los que encuentra raíces. También porque en ese lugar podía y puede ocurrir lo que en la cotidianeidad a veces abrumadora parece imposible: un señor volando consiguiendo el objetivo de que una pelota se vuelva no gol porque ese tipo está en el aire. Mientras te lo cuento lo veo volar a Fillol.

-Además de ser un excepcional escritor, das cursos de literatura y deporte ¿Qué referencias literarias podemos pensar para el Cilindro de Avellaneda?
-Un itinerario a veces subvalorado en el campo de la narrativa es cómo aparece el Cilindro en la revista Racing que es algo así como el testimonio hecho papel de la vida del club durante muchísimos años. Ahí el Cilindro está contado en sus latidos cotidianos y dominicales. Pero también en todos sus cambios, en sus momentos de esplendor y en los que parece tener una cosa de sufrimiento al compás de parte del pueblo de este país que tiene allí un lugar de fuerte pertenencia. Me gustan referencias jóvenes muy bonitas que por ejemplo ha hecho Hernán Casciari sobre el estadio de Racing. Me gusta mucho leerlo a Héctor Gagliardi, un poeta popular muy amigo de Gardel y muy estampado en los oídos de las que fueron mis abuelas que lo escuchaban por radio decir cosas muy bonitas. Se me encauza el recuerdo literario en esos lugares. Desde luego que si hurgamos vamos a encontrar más cosas pero en particular siento eso. También yo me pregunto si no es literatura Fioravanti relatando los goles de Racing en el segundo de los tres partidos contra el Celtic en el camino a ser campeón mundial. Ósea la revancha de la derrota en Escocia jugada en el Cilindro. Fioravanti dice tan lindo “el estadio de Racing, el estadio de Avellaneda” que también mientras hablamos con un oído los escucho y con el otro me parece que lo estoy oyendo.
-El Cilindro tiene una particularidad que es que tiene dos calles alrededor que recuerdan a ídolos populares: Orestes Omar Corbatta y Diego Milito. A su vez esta última termina en la calle Ricardo Enrique Bochini, un ídolo de la vereda de enfrente. ¿Por qué crees que en ese estadio y en esa zona de Avellaneda se dio eso de ganar las calles para nombres de ídolos futbolísticos?
-Me parece que tenes que indagar y escribir sobre eso porque es un gran tema. Mi intuición, no mi saber, es que el fútbol y las calles en la historia cultural de la ciudad de Avellaneda, y en muchas historias urbanas de la Argentina, son socios. No concebimos al fútbol sin las calles pero no porque se jugara mucho en la calle en otro tiempo. Además de eso me refiero a la pulsación de las calles ligada al fútbol. Allí lo que hubo fueron ciclos de percepción política y social que convergieron para que las cosas tuvieran el nombre que merecen. No es que los nombres anteriores fueron fuleros sino que no es sencillo pensarse en el universo ciudadano de cualquier lugar si las calles no dicen, no retratan, no describen, no hablan de esas ciudades. Yo no vengo de la sociología urbana pero entiendo y he leído que la urbanidad es una comunicación político-cultural, en el sentido entero de ese término. Las cosas a las que nombramos les refrendamos su sentido de existencia. A mí me gusta mucho que esas calles se llamen así: Milito, Corbatta, Bochini. También que nombres de esa ciudad aludan a desaparecidos para la construcción de la memoria. Yo no soy oriundo de Avellaneda, yo voy sobre todo a Avellaneda a ver partidos de fútbol desde que me acuerdo. Pero me parece que está bien que la ciudad diga quienes somos. Es como cuando caminas por la Ciudad de Buenos Aires y hay baldosas para la memoria o caminas por Budapest, Viena o Berlín y, más allá de los perfiles políticos de cada tiempo en esas ciudades, hay unas pequeñas placas de bronce que desde el suelo te avisan que ahí fue la última vez que vieron a alguna persona que fue víctima del nazismo o que ahí la mataron directamente. Las ciudades no son cosas congeladas, muertas y estáticas sino que viven y la gente que vive allí le da sentido a esa vida. Que las calles tengan los nombres de artistas de la pelota es darle a la vida un sentido de alta nobleza para mi gusto.
-Decías que vos no sos de Avellaneda sino que vas a Avellaneda a ver a Racing. Hace 72 años cuando la Academia consiguió el préstamo del estado por intermedio de Ramón Cereijo, que era el Ministro de Hacienda del primer gobierno de Perón, se dio la disputa de si Racing tenía que construir su estadio en Retiro o en Avellaneda. Desde el gobierno querían que sea en Retiro pero los socios se terminaron imponiendo para construirlo en Avellaneda al lado del de Independiente. Con esa decisión quizás perdió no ser tenido en cuenta para ser estadio de selección argentina ¿Pero qué crees que ganó Racing quedándose en Avellaneda?
-Pensado con el diario, las revistas y los libros de historia del lunes ganó lo que somos: una potenciación de una identidad que tiene que ver con el lugar de pertenencia. Hay una zona de la reflexión histórica y filosófica que se llama ucronía que es considerar la historia que no pasó pero que hay lógicas que podrían haber explicado que fuera. Yo no tengo ninguna formación en el mundo inmobiliario pero como decís vos tengo la certeza que desde ese lugar hay indicadores que podrían decir que perdió y quizás estaríamos contando otra historia. Es muy difícil pensar en el escenario de lo que no sucedió porque además acá hay un componente emocional y afectivo no solo precedente sino posterior. Yo no me imagino siendo quien soy sin el Cilindro y está donde está. En el 2001 sabes que charlé de ese tema con Llamil Simes, el autor del primer gol en ese estadio en el partido que se cumplen 70 años, el 1 a 0 a Vélez. Él vino a una producción periodística con Ezra Sued que era su wing izquierdo y con los jugadores de Racing y de Banfield de la final del 51, ese desempate en El Gasómetro en el que la Academia salió campeón con un gol de Mario Boyé. Simes no se imaginaba su vida sin ese estadio, un lugar al que volvía y se sentía otro pero él mismo. A mí me pasó eso. Sé que es un ejercicio reflexivo necesario pero hay tantos ejercicios reflexivos necesarios que se nos hacen difíciles o imposibles porque nos captura el mundo de los afectos. Yo ya fui con mis nietos al estadio de Racing entonces me cuesta mucho diferenciarlo de mi vida.
-El estadio se llama Presidente Perón por una recomendación de Cereijo que era fanático de Racing. Juan Domingo no está confirmado de qué equipo era pero lo que sí está seguro es que no tenía un vínculo con el fútbol más allá de sus políticas deportivas. Ya que nombraste ese primer partido con Vélez, en el libro La cancha peronista hay un dato que está medio confuso. En un momento dice que Perón estuvo el día de la inauguración pero después cuando van a la Memoria y balance del club hablan que en realidad estuvo en marzo del 51 cuando se inauguró un busto en homenaje a él ¿Estuvo o no estuvo Perón el 3 de septiembre de 1950 el día que se inauguró el estadio que lleva su nombre?
-Yo no tengo constancia de que haya estado en las referencias biográficas con las que trabajé. Las imágenes más famosas de Perón en ese estadio están ligadas a los Juegos Panamericanos del 51. El estadio de Racing implicaba la modernidad y el sueño de una Argentina en estado de producción que excediera el mundo agropecuario, que era la búsqueda en el comienzo de la década del 50 del Perón de la segunda presidencia y del final de la primera. Pero no tengo registros de que haya estado allí en ese momento. Respecto del lazo con el fútbol y su condición de hincha de Racing me acuerdo de algún intercambio que tuve para una investigación con Ramón Cereijo y Antonio Cafiero. Me asombró como cada uno lo ubicaba más o menos en otro lugar a Perón, aun convergiendo en que el fútbol no era su pasión central. Pero tenía la percepción que sí era un fenómeno central de la Argentina. Vos aludiste a Héctor Cámpora que sí estuvo en la cancha de Racing la semana que asumió como presidente. Fue junto con Osvaldo Dorticós que era el presidente de Cuba y con Salvador Allende, el presidente de Chile. Ambos habían venido a la asunción de Cámpora que había ganado las elecciones el 11 de marzo del 73 y asumió el 25 del mayo de ese año.
-Ariel sabemos que ha sido una larga y dura jornada laboral para vos. No queremos extenderte mucho más. Te agradecemos muchísimo esta comunicación. Te mandamos un abrazo enorme que esperamos pueda concretarse a la brevedad cuando todo esto se termina
-Lo haremos. Como dicen los cronistas de boxeo para coronar la charla deberíamos repartirnos esos abrazos en el Cilindro. Así que los invito al Cilindro para la vuelta de los abrazos. Seguro nos vamos a estar abrazando, no digo por los goles del mismo equipo, a eso no los voy a obligar. Pero sí por muchos sueños de un mundo que permita que las personas además de quererse puedan cristalizar el cariño en un abrazo.
Qué grande el Maestro Ariel!!!
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