En algunos medios de Estados Unidos se puso en duda la capacidad de Campazzo para jugar en la NBA. El motivo es su altura. Les recordamos la tarde en qué le superó a un rival trece centímetros más alto, para ganarle un partido a Brasil. Escribe Santiago Núñez.
El reloj dice “21.2”, lo que significa traducido al castellano que faltan 21 segundos y dos décimas para que el partido concluya. La última posesión es nuestra, condicionada por el reloj pero también por el resultado: el marcador dice “Arg 82” arriba de “Bra 85”, lo que indica, traducido al castellano, que la Argentina tenía que dedicar su última jugada a hacer un triple, porque sino ganaría Brasil en la cuarta fecha de la fase de grupos de los Juegos Olímpicos de Río.
Entonces el conjunto de Sergio Hernández hace “la fácil” y se la da a su estrella, al mágico, al de la muñeca divina que tiene el mapa perfecto sobre cómo llevar la naranja a la red. Entonces el mago Emanuel va y lanza la que parece última bola de la noche, incómodo, como ese jugador que tiene 15 en el Blackjack y no sabe si pedir más.
El rumbo, sin embargo, no es el esperado. La pelota toca la parte de atrás del aro y parece ir derecho a Alex García, el base brasilero que mide 1,92 mts. Su marcador es 13 centímetros más abajo, por lo que el final parece sentenciado: Brasil gana el rebote y, con él, el partido.
Es ese el momento exacto del destino en que un jugador argentino decide que las grandes luminarias son verso y vence cualquier altura. Caminar por el aire para “cuerpear”, quedarse con el balón y dársela a Andrés Nocioni que sí metería un triple cinematográfico.
La Argentina empata. Va a ganar en el segundo tiempo extra y, así, quedará sentenciada la última gran función de la Generación Dorada, nacida 15 años antes.
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Hace dos días, el portal especializado en la NBA Hoops Hype cuestionó que los Denver Nuggets compren a Facundo Campazzo por su altura. A todo el baloncesto norteamericano le respondemos que se llevan a uno de los mejores bases de Europa, lugar en el que se mide de igual forma la distancia entre los pies y la cabeza. Le apuntamos que observamos a Campazzo hacerse gigante de visitante en el aire carioca. Les pedimos que se queden tranquilos. Porque él puede medir 1,79 mts pero nosotros lo vimos pelear hasta la última pelota siempre. Y también lo vimos llegar hasta el cielo y tocarlo con las manos.
Santiago Núñez