Hoy en el Salón de Lectura Deportiva: Puro Chamuyo de Miguel Bossio. Un libro de cuentos para todos los gustos. Escribe Diego Maximiliano Huertas.
Autor: Miguel Bossio
Título: Puro Chamuyo
Editorial: Planeta
Lugar de edición: Argentina
Año de edición: 2018
Número de páginas: 299
Categoría de lectura: De reposera, de bondi, de tren, de plaza, de espera. Libro de verano a morir, para andar siempre con una sonrisa en el rostro.
Precio en librerías: Está saldado, lo cual implica que se puede conseguir a buen precio. En Internet el precio varía entre $250 a $1.000. Un dato…
El placer ha llegado a nuestras manos a través de un libro bien de reposera, un conjunto de cuentos que a medida que lo vas leyendo te reís, se te impregna la felicidad en el rostro y sentís que la lectura vale la pena, porque si hay algo lindo que te puede pasar mientras lees, es que seas feliz. Y existen esos libros que te hacen feliz, Puro Chamuyo es un ejemplo.
Para que te des una idea nos vamos a meter en una serie de cuentos que además de variados son desopilantes. Cada letra es un foul a la seriedad y no importas si sos futbolero/a o no, porque la cancha se va trazando a medida que los párrafos marcan su campo. Y el juego, el que la lectura propone, es hermoso.
La propuesta que trae Puro Chamuyo es bien original, la organización con la cual cuenta el libro en cada uno de los segmentos es así:
Grupo A:
De espionaje, confesiones, caraduras y petrodólares
Grupo B:
De mameros, celosos, pies descalzos y cineastas.
Grupo C:
De “garcas”, repatriados, herederos y cabuleros.
Grupo D:
De chamuyeros, dj`s, premoniciones y promociones.
Grupo E:
De arqueros, poliglotas, representantes y leyendas.
Grupo F:
De Feng Shui, Facebook, espíritus y amenazas nucleares.
Grupo G:
De feminismo, periodistas, extorciones y árbitros vengadores.
Grupo H:
De condimentos, laterales melenudos, convictos o escritores.
La invitación está hecha. Los cuentos que conforman cada grupo son divertidos, son historias que además de estar bien pensadas están bien escritas. Cada relato tiene una extensión de cuatro hojas aunque hay algunas excepciones. Dentro de ese mundo, cada grupo lo es, las historias nos meten de lleno en un mundo que nos va a asombrar.
¿Te imaginás tener que liquidar a Messi? Sí, liquidarlo, matarlo, para que Argentina no gane el mundial de fútbol. ¿Quién se animaría a matar a Messi? ¿Existe esa persona? Intuyo que no pero a veces la humanidad es tan, tan…..Dejémoslo ahí. Y ponete el barbijo para hablarme, que estamos en una época en donde cualquier ser humano es sospechoso de Covid 19 hasta que se demuestre lo contrario.
Todas las historias valen la pena ser leídas, puede que alguna te gusta más o menos, en eso no te voy a decir nada porque cada uno o una sabe lo que le gusta o no. Pero si hablamos de un plano general se puede decir que es cautivante cada uno de los párrafos que vamos leyendo.
Y ahora que estamos en confianza te digo una cosa: están muy bien escritos los relatos pero, en esta me la juego yo, son mis palabras, es una opinión, no una verdad, hay algunos cuentos que estaría muy bueno que fuesen más desarrollados. Es como que estás leyendo y decís: “pero no termines acá”. Y el cuento termina. Por ahí es una cosa mía nomás. O por ahí vos pensás lo mismo que yo. Bueno, entonces no te quedes con las ganas. Si pensás lo mismo que yo deja un comentario, estamos en todos lados, o por lo menos en donde hay que estar: Twitter, Facebook, Instagram y la reina, la página principal. Deja un comentario, si te gusta me lo decís, si no te gusta me gustaría escuchar el argumento. Comentá.
Como dijo Maria Isabel García de Querusa en su famoso bolero Hablá de una buena vez: “Si no me lo dices me lo pierdo /Si lo callas jamás podré saberlo”.
Seguimos con el libro, que hay que decir que en este verano a puro barbijo diseñado y diseñadores de barbijos, nos va a dar una sonrisa, nos va a proporcionar lindos momentos cuando lo leamos. El libro acompaña siempre, está ahí, taca taca, en el lado que vos lo quieras llevar. El libro, ese compañero fiel que está esperándote siempre y nunca pasa factura cuando te olvidas de él.
Todos los cuentos tienen lo suyo. En algunos momentos la pluma corre de una forma que atrapa al lector/a con la historia que se está contando, la literatura como forma desopilante de ver el mundo y este mundo que se retrata es el fútbol, uno de los deportes más queridos por la humanidad y hasta me juego a decirlo, una de las formas de arte más lindas que hay a través del deporte. Y no soy futbolero, no lo soy. Soy un tipo que lee sobre fútbol y que si lo ponés en la cancha, hasta capaz que hace un gol en contra. Y para colmo de los colmos soy rengo. Y bueno, me toco esto y no me quejo. Soy del fútbol letrado, la pelota escrita ha acaparado mi corazón hace largo tiempo.
Pero no estamos acá para hablar de mí. Sigamos….
Uno de los cuentos que más me ha impactado, y esto es lo que yo opino, que quede claro, fue el personaje de El Chamu. Se ganó mi corazón, lo digo, me parece que no está escrito sino dibujado, una pincelada de arte es el texto, es uno de esos cuentos que dá para decirle a un amigo/a: “toma, léelo, dale un mimo al alma”. Muy bien escrito y además de ser excelente en la forma que se lo ha realizado, la historia es un delirio en forma de literatura, una perla de papel con letras brillantes.
He aquí una muestra de la prosa de Miguel Bossio:
“David Spitteler, un estudiante del último año de Comunicación Social y fanático de la primera hora de Racing, propuso hacer una tesis universitaria con el “Caso Yero”. Fue el que indagó a su primer entrenador de gimnasia, ése que no le pudo aportar demasiado. En realidad ningún otro técnico le supo decir que le vio en su momento para ponerlo de titular o para pedirlo como refuerzo en su equipo. Los preparadores físicos a los que consultó le explicaron que tenía un cuerpo común y corriente, nada de esos físicos privilegiados como pudo haber sido el de Caniggia. Habló con la psicóloga de uno de sus clubes y le confirmo que tampoco era dueño de esas personalidades avasallantes que soportan cualquier caída y siguen adelante”.
Si hay una figura del libro que sobresale o se gana su lugar en las letras es Yero, alias El Chamu. Una historia bien pensada, entretenida, un personaje que gana el corazón con una vida digna de ser leída. Lo que expuse fue apenas un trailer pero créeme que si estas letras no te dan a vislumbrar lo que es la historia podés estar tranquilo/a de que la sonrisa va a venir, hasta te diría que está asegurada.
Se puede decir que todos los cuentos conforman un mundo lleno de imposibles y realidades, la lectura es tranquila, no hay palabras raras ni oraciones conformadas para que el lector/a se sienta atrapado en laberintos de palabras. Es un libro que se disfruta por su simpleza pero también por la complejidad de las historias que cuenta. Gran parte de lo que se narra roza lo real y coquetea con lo ficticio. Eso me parece muy valorable.
Otras de las historias que trae lo suyo es “Confesiones”, otra perla, que según mi gusto, forma parte del manjar que trae el libro es sus páginas:
“Jugaba y rezaba. Y volvía a jugar. Y volvía a rezar. Así todo el día. Así todos los días. (…).
Si bien los charrúas en general no son tan creyentes, este rubiecito de voz ronca era el más devoto de los pibes de su barrio. Pero ojo, guarda con sacarle la pelota: era como si le quitaras el aire para respirar. Mate sí, Carnaval, obvio. Fútbol recontra sí. (…).
Es un hecho – intuyo Wilmar – se puede ser discípulo del barba que está en el cielo sin tener que dejar de jugar a la pelota al ras del suelo”. El caso más visible, años después, se lo daría el Papa Francisco: casi tan cuervo como católico”.
Religión y fútbol se entrecruzan en esta historia con un final inesperado, un desenlace que te dejará la mandíbula abierta por largo rato. Es una perla, recontra recomiendo.
Vale la pena la lectura, vale cada uno de los cuentos que tiene el libro invertir el tiempo en sumergirte en la lectura y olvidarte de este mundo para pasar a ese otro que es el que propone Miguel Bossio. Si de disfrutar la lectura se trata, Puro Chamuyo es una de las invitaciones más lindas que podés tener en estos tiempos. Un libro no te va a salvar la vida pero si te ayuda en la existencia.
Como dijo André Maurois: “El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros, y de comprenderla mejor gracias a ellos”. O como alguien escribió en la pared de la Biblioteca Municipal Ruperto Eusebio Taquiña de Papero Viejo: “A quien lee, se le va la vagancia de la sabiola, se le aceita la sesera y la carretilla se le acelera”.
Léelo, recomendado para producir una sonrisa, de saber que estás alimentando el alma con la lectura. El precio a conseguirlo es más que tentador. Salí a buscarlo, hacelo tuyo y que te acompañe a donde vayas, de seguro los días tendrán otro sabor.
Diego Maximiliano Huertas
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