En 24hs Juventus y Barcelona fueron eliminados de la Champions League, y con ellos Messi y Ronaldo. Por primera vez en 16 años no están entre los mejores ocho equipos de Europa. No es el final, pero el sol se puso naranja y está bajando. Escribe Juan Stanisci.

8 de diciembre del 2020. El año del Coronavirus estaba llegando a su fin cuando el Camp Nou abrió sus puertas a la historia. El día que se cumplieron 40 años del asesinato de John Lennon, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi volvieron a enfrentarse dentro de un campo de juego. El tiempo, único rival imposible de gambetear para cualquier futbolista, dice que, a menos que los caprichos del azar en algún sorteo vuelvan a juntarlos o los dólares de algún jeque árabe los lleve a jubilarse a algún destino exótico, ese puede haber sido el último enfrentamiento entre los dos futbolistas que marcaron el ritmo del fútbol mundial durante más de una década.

Luego de 947 días Messi y Ronaldo saltaron a la cancha. Lionel como siempre con la camiseta del Barcelona cubriéndole el pecho. Cristiano con los colores neutros de la Juventus. Al Barcelona le alcanzaba con un empate para mantener el primer puesto en el grupo G de la Champions League. Pero el inestable equipo de Koeman perdió 3 a 0. Dos de esos goles los hizo Ronaldo. Messi ninguno.

Tres meses después, los eternos rivales vuelven a ser noticia. Esta vez no se disputan balones de oro ni récords de goles. La discusión, quizás un símbolo de su ocaso, pasa por cual eliminación fue menos dura. El ex técnico italiano Fabio Cappello, campeón de la Champions League en 1994 justamente contra el Barcelona, elogió a Messi para criticar a Ronaldo. “Anoche he visto a un gran Messi y a un hermoso Barcelona», opinó sobre el rosarino. “Lo más grave fue Cristiano Ronaldo saltando y girando en la barrera”, dijo sobre la eliminación de la Juventus. No importa que el Barcelona haya sido goleado en el primer partido y se haya despedido sin ganar ninguno de los dos partidos de la serie. Tampoco la apatía con la que juega la Juventus sin importar que técnico lo conduzca. Lo que merece ser comentado y comparado, es cuál de los dos futbolistas quedó peor parado. En términos del periodismo deportivo berreta, cuál fracasó peor.

“El fútbol es el escenario donde se resuelven los en ocasiones oscuros manejos del destino”, escribió Simon Critchley que le dijo una vez un amigo suyo. Messi erró un penal fusilando al arquero, la pelota dio en la rodilla de Keylor Navas y después golpeó el travesaño. Por centímetros el Barcelona no quedó a dos goles de empatar la serie con cuarenta y cinco minutos por delante. Del otro lado Cristiano Ronaldo giró en el aire cuando su rival había pateado un tiro libre. Miles de jugadores amateurs o profesionales se dan vuelta en las barreras. Pocas pelotas suelen terminar en la red. La mayoría va a la tribuna o da en esa barricada humana que arma el arquero. Cristiano saltó, giró y la pelota fue a pasar por el hueco que el dejó. La vida a veces se ríe de todos, seas Cristiano Ronaldo o el verdulero de la cuadra.

Penas vitales

“Lo más hermoso de amar a un futbolista  es que, cuando te das cuenta de que ha envejecido, constatas que tú también lo has hecho”, escribió Marco Marsullo en su hermoso libro Mágico González. El genio que quería divertirse. En este caso no es uno sino dos. Es una forma bipolar de mirar el fútbol que está llegando a su irremediable atardecer. “¿Y qué me queda? Solo espanto y soledad”,  se suma Humberto Cacho Costantini, poeta, militante del ERP y pincharrata. El final de la carrera de los futbolistas que idolatramos desnuda el peso de los años en nuestros ojos. Por eso hoy decimos, con un dejo de soberbia y recelo, que Mbappé y Halaand pueden ser muy buenos, pero que no va a ser lo mismo. Los medimos, a ellos y a los que vengan después, con la sombra de Messi y Ronaldo en la mirada.

No importa si se eligió a Ronaldo por sobre Messi o viceversa. Cuando las piernas ya no responden como antes y el crepúsculo de los ídolos se acerca, un pedazo de nosotros se queda con ellos. “Has crecido con él, te has puesto enfermo con él, has compartido el dolor de todas las cosas que la vida obliga a afrontar porque, en ese mismo tiempo, él era hijo de tu mismo destino”, reflexiona Marco Marsullo.

Dos identidades opuestas

Vuelvo a Critchley. “El fútbol es el teatro de la diferenciación de la identidad que se desarrolla mientras jugadores e hinchas representan su propio drama supervisados por las fuerzas del destino”, escribió el filósofo inglés en su libro En que pensamos cuando pensamos en fútbol. Me detengo en la identidad. La diferenciación de la identidad, dice Critchley. No hubo, en el fútbol, en lo que va del siglo dos identidades tan diferentes como las de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. La rivalidad estuvo marcada, no solo por sus números, sino también por los relatos que de ellos se forjaron.

Sandra Sánchez Riquelme estudió el tratamiento que los medios deportivos dieron a las figuras de Messi y Cristiano Ronaldo. El trabajo se llamó “Influencia de los medios de comunicación en la creación de mitos deportivos” y estuvo basado en el contenido de los diarios españoles El País, El Mundo, Marca y Mundo Deportivo. Su hipótesis es la siguiente: “La imagen ofrecida por los medios de comunicación acerca de Leo Messi como un futbolista ejemplar tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, bandera de la humildad y del respeto, mientras a Cristiano Ronaldo se le atribuye un carácter altivo y prepotente, coincide con la imagen creada en la mente del gran público acerca de estos dos ídolos deportivos.” Sánchez Riquelme analiza las publicaciones de los cuatro diarios en los días sucesivos a la gala del Balón de Oro en los años 2012, 2013 y 2014. Desde el porcentaje de tapa que ocupan, hasta la cantidad de páginas escritas sobre ellos. Es sabido que el tratamiento que los medios españoles dan a las noticias futbolísticas, varía según la ciudad de donde proviene el diario. Una misma noticia puede ser presentada de forma opuesta por Marca (Madrid) y Mundo Deportivo (Barcelona). Sí coincidieron en el espacio que ocuparon para fomentar la rivalidad Ronaldo – Messi.

Sánchez Riquelme destaca la “tendencia de la prensa a presentar a Messi y a Cristiano Ronaldo como polos opuestos.” Messi: “una persona humilde, alejada del excéntrico mundo de las celebridades, incómodo con la fama, generoso.” Ronaldo: “chulo, prepotente, mal perdedor y eterno segundo.” Lo que pudiera pasar dentro de una cancha quedó en segundo plano. Cualquier semejanza con el caso Menotti – Bilardo, es pura coincidencia. La diferencia es que Messi – Ronaldo, solo fomentaron la competencia dentro de la cancha. Afuera lo hicieron los medios de comunicación y las redes sociales. Y la rivalidad pasó de ser futbolística a ser una forma de pararse frente a la vida. Casi una cosmovisión.

Suele señalarse a Ronaldo como algo más parecido a un robot que una persona, mientras que Messi es la representación natural del talento. Algo de cierto hay en eso. Ronaldo no estaba llamado a ser, por talento innato, un fuera de serie. Sí un grandísimo jugador. Pero su prepotencia de trabajo lo llevó a disputarle el trono a alguien que sí era un fuera de serie, que traía una manera diferente de jugar al fútbol desde la cuna. Ronaldo, en este sentido, es una suerte de Prometeo.

En lo que ambos coincidieron, fue en la capacidad para no perder el foco en la competencia. Nunca dejaron de entrenarse para ser mejores. Los dos están de acuerdo en que la presencia del otro lo ayudó a ser mejor. Eso los llevó a mantenerse por encima del resto durante más de una década. Entre Messi y Ronaldo ganaron nueve de las últimas dieciséis Champions League (contando la que se está jugando).

Si nos detenemos en las carreras de los grandes futbolistas, la mayoría no logra mantenerse por más de cinco años. Los casos más recientes son los de Modric, Hazard y Griezmann. “Después de romperla en Rusia 2018 hoy alternan entre titular y suplente en Real Madrid. Lo mismo Griezzman en Barcelona”, escribió nuestro compañero Lucas Jiménez. El grado de exigencia que requiere mantenerse en esos niveles, no es para cualquiera.

Apuntes para un final

El paso del tiempo, sumado al alejamiento de Ronaldo del Real Madrid, fue relajando la rivalidad entre los seguidores de ambos. Hoy parece haber más personas dispuestas a disfrutar de lo que queda de sus carreras, que a pelear por quién ganó más o hizo más goles. Nunca entendí la incapacidad para disfrutar a uno, solo por el hecho de preferir al otro.

Es probable que estas páginas deban ser destruidas dentro de poco. Creo que todavía les queda bastante cuerda a ambos. Dependerán, claro, de equipos mejor formados. Seguramente seguirán batiendo récords y superándose. Quizás alguno pueda levantar una Champions League antes de decir basta para mí.

Por primera vez en dieciséis años ni la Pulga ni CR7 estarán entre los ocho mejores de Europa. ¿Es un certificado de defunción? No necesariamente. Sí un llamado de atención. Ya no pueden solos. Si sus equipos no acompañan, ellos ya no harán milagros.

Estas eliminaciones sirven para refrescarnos que sol se puso naranja y está bajando. Es imposible saber cuánto falta para que se oculte detrás del horizonte. Pero ahora que lo vemos, sabemos que está por suceder. El ocaso de los ídolos se acerca.

Juan Stanisci

Twitter: @juanstanisci

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