¿Guido Rodríguez o Leandro Paredes? No se trata solo de cambiar un nombre. El funcionamiento de un equipo, fundamentalmente en la parte defensiva, no pasa por cuestiones individuales sino por un conjunto de acciones colectivas. Escribe Fabián Spina.
La pandemia nos extirpó las madrugadas de bares sociabilizadores. Casi como paracetamol para el dolor de cabeza, un partido de fútbol parece ser el mejor plan de sábado por la noche.
Y si en los ingredientes aparecen Messi y Neymar, y las camisetas de Argentina y Brasil, soy capaz de renunciar a la nostalgia reciente por los planes de fin de semana.
Pero antes del fin, hubo una semana.
Una semana futbolera, como suele suceder en este rincón del mundo, cuando un puñado de tipos se visten de celeste y blanco, y se pone en juego la cultura de la pugna por introducir un balón en el arco de enfrente.
Tomamos el martes un café colombiano, intenso y sufrido, duro de digerir. Con sangre en las medias bebimos el último sorbo. Sería la cafeína o la pasión, que no me dejaba dormir.
Y entonces empecé a despilfarrar alegrías y tragedias. Recientes, efímeras, o no tanto.
Los últimos 90 minutos, los últimos veintiocho años sin títulos. Las últimas dos o tres semanas de debates infinitos.
Colombia fue el equipo que más tiempo le manejó la pelota a Argentina. En la semi aparecieron ciertas grietas defensivas, o en realidad, volvieron a aparecer ciertas grietas defensivas.

O sea, no se trataba simplemente de cambiar un nombre, Guido Rodríguez o Paredes.
El funcionamiento de un equipo, fundamentalmente en la parte defensiva, no pasa por cuestiones individuales sino por un conjunto de acciones colectivas.
Decimos que para los marcadores centrales, es más cómodo jugar con un 5 como Guido, más posicional y de características más aptas para el quite. Hasta ahí estamos todos de acuerdo.
Pero también es cierto el análisis inverso: para el 5 es fundamental cómo y dónde se paran para defender los marcadores centrales. Evitando agujeros a las espaldas del 5 es importantísima la presión hacia adelante que ejerce Cuti Romero, y que no es igual a la que ejerce Germán Pezzella.
Las necesidades, las capacidades, y las carencias, están íntimamente relacionadas.

La pregunta sobre quien jugará de 5 la final, está acompañada, entre otras cosas, con otra pregunta: ¿quién jugará de marcador central?
Cuando la semana pasada, parecía reducirse todo a que la tarea defensiva del equipo se solucionaba con Guido en lugar de Paredes, los 60 o 70 minutos de Colombia manejando el partido, mostraron (una vez más) que no se trataba solo de un nombre, sino de un conjunto de cuestiones. El espacio entre líneas, la presión sobre los lanzadores (en cualquier parte del campo, no solo en el eje central) o la capacidad de retroceso cerrando diagonales. Por ejemplo, frente al pase de Cardona que cae entre Montiel y Pezzella, y que terminó en el empate de Colombia.
El otro punto es: Argentina juega mejor cuando tiene la pelota y va, que cuando no tiene la pelota y cede espacio y protagonismo. En este segundo caso, sufrió en varias oportunidades.
Por lo tanto, dejando de lado mis preferencias en cuanto a la belleza del juego desde un punto de vista estético, y analizando la cuestión solo desde un lugar netamente lógico y efectivo: una Argentina replegada, temerosa y sin animarse, parecería correr más riesgo de claudicar frente a Brasil, que si elegimos el camino de la audacia. Simplemente porque ha quedado en evidencia que al equipo argentino le pasa lo mismo que a Leandro Paredes, juega mejor cuando va que cuando vuelve.
Pero no se dejen engañar por mi encadenamiento lógico de la afirmación, ya que la afirmación perdió lo absoluto en el momento de enlazar la idea con la palabra “parecería”.
Transcurre el feriado del 9 de Julio en una tensa calma, esperando por una nueva final.
Internamente me había prometido no escribir ni agobiarme con la previa, pero como agita la canción de Catupecu: “Tanta calma, desespero, salgo mucho a veces vuelvo”.
Nos come la ansiedad, como el Dibu se comió los penales colombianos.

Y me entrego a teorizar.
La pregunta es: ¿juega Paredes para potenciar el “ir” porque es nuestra mejor cara, o juega Guido Rodríguez para intentar volver un poco menos peor?
Por supuesto yo no tengo la respuesta: la misma quedará a cargo de un tal Lionel Scaloni, a quien hasta hace una semana los medios masivos le buscaban reemplazante, pero que al menos se ha ganado la chance de decidir a su gusto el equipo, que este sábado 10 de julio, a las 21hs saldrá al césped del Maracaná, a jugar la Final de la Copa América 2021.
Y hablando de power trío: “Salir a asustar te protege más” dice Ricardo Mollo al frente de Divididos. Y entre oraciones encriptadas, nos sopla la tierra de los ojos, para no perder conciencia de que estamos otra vez acá, y si el corazón arde:
“…la esperanza va… grita el argentino!”.
Fabián Spina
Twitter: @FabSpina10
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