Ayer se estrenó “Maradona: Sueño Bendito”, la serie que recrea la vida del astro argentino. Escrita por Guillermo Salmerón y Silvina Olschansky, con producción de Amazon Prime y disponible también en Canal Nueve, conversamos con los guionistas para saber con qué nos vamos a encontrar: un Diego con matices, un Diego infinito e inabarcable, un Diego que para los autorre tiene material como para hacer una temporada por cada uno de sus días. Pase y lea el lado invisible del sueño flexible de la Argentina mundial. Escribe Lucas Bauzá.
¿Qué fue lo primero que se les cruzó por la cabeza cuando los convocaron para escribir la serie de Maradona?
GUILLERMO SALMERÓN: Por un lado, nos sentimos muy gratificados porque se había hecho un scouting de autores, sin que nosotros supiéramos, y nos informaron que nosotros éramos la primera opción que tenía la productora. En ese momento todavía no se había metido Amazon, así que eso fue una sorpresa. Más allá de lo puntual de Maradona, para nosotros fue una sorpresa, una grata sorpresa, saber que nos extendíamos de los límites de Argentina, que nos conocían afuera. El autor no es muy consciente de esa realidad, nosotros trabajamos muy ermitaños, muy hacia adentro, y entonces no vamos palpando qué pasa con el público y si uno es una persona conocida. Y por supuesto, inicialmente lo primero que pensás es “en qué quilombo que nos vamos a meter” (risas), por la dimensión del personaje Maradona.
SILVINA OLSCHANSKY: Creo que lo primero para mí fue la sorpresa de que Maradona haya dado los derechos para que cuenten su vida sin restricciones. Había una gran valentía de su parte. Ahora que lo pienso ya no me parece tan sorprendente, sino totalmente lógico de él. Nunca fue un careta, ¿por qué lo sería al dar los derechos sobre su vida? Pero en ese momento, creo que fue lo que me parecía más loco de la propuesta. Después no pensé tanto en su genialidad en la cancha sino en él como hombre. Me pregunté si para escribir su historia me jugaría en contra que soy practicamente una analfabeta futbolística. Obvio que tenía claro que Diego era un genio. Era tan genio que hasta alguien como yo podía reconocerlo. Pero a mí siempre me había fascinado él como persona: sobretodo su faceta sindicalista, su tema con la paternidad y su lucha contra la adicción. Las dudas se me fueron rápidamente, cuando conocí a Alejandro Aimetta, el showrunner de la serie, y enseguida nos gustamos mutuamente. Hablamos con él y con Guillermo de cómo queríamos encarar el personaje y las coincidencias aparecían sin forzar nada.

¿Cómo fue el proceso de escritura de la serie?
GUILLERMO: Muy artesanal, le dedicamos muchísimo tiempo, cuatro años, mucho tiempo más que el que uno le dedica normalmente a otro tipo de series. Esto demandaba un trabajo de investigación, había un equipo que ya venía laburando antes de que nosotros cerráramos nuestro contrato, y recibir todo ese trabajo, cotejarlo, leerlo, proponer nuevas entrevistas, fue todo un laburo que excedió el trabajo del guión. Estuvimos con Silvina un poco en todos lados. Complicaciones hubo, fue una complicación el armado de equipo porque alguna gente no estuvo a la altura de saber la dimensión que tenía el proyecto, la difusión que va a tener esto, la cantidad de países que lo van a ver, los lugares que lo van a emitir… Nosotros, al principio, trabajábamos con gente que en paralelo tenía tres o cuatro proyectos, y que entonces no le daban el tiempo y la dedicación a esto como nosotros hubiésemos querido, y como ya lo hacíamos Silvina y yo. Hubo que hacer muchos cambios, todo el tiempo, hasta que se acomodó, ya hacia la segunda temporada, cuando encontramos un grupo cuya condición para el laburo fue que le pusieron mucha garra.
SILVINA: Esta era nuestra primer biopic. Para mí fue como ir a la escuela, porque el de la biopic es un proceso de escritura bien distinto al de la pura ficción. Cuando arrancamos sabíamos que había que investigar antes de lanzarse a escribir, pero no pensamos que sería tan complicado. En muchos momentos nos encontramos desbordados por la información. El proceso te va frustrando un poco. Porque al principio, para cada capítulo, te copás con situaciones que te parece que tienen que estar sí o sí. Pero después te das cuenta que tenés que decantar cuáles son las que te sirven para contar lo que vos querés contar del personaje. Así que es escribir mucho, luego pensar mucho, pasar por el mal trago de decir: “esto está bueno pero queríamos contar otra cosa”, y volver a escribir… Además, nunca podés olvidarte que el personaje es una persona real y su vida toca a otras personas. Yo sentía mucha responsabilidad con eso.

Contaron que el punto de partida cuando los convocaron para El Marginal era apenas una locación, una cárcel, y que desde ahí desarrollaron la totalidad de la serie. Acá, el punto de partida fue nada más y nada menos que Diego Armando Maradona. ¿Qué cambios hubo en el momento de escribir?
GUILLERMO: Los cambios están un poco en lo que te comenté antes, en el trabajo previo a escribir, en la investigación. Después, siempre a último momento uno está haciéndole cambios a los libros porque apareció algo más… Porque uno nunca termina de investigar todo antes de escribir, entonces te largás a escribir, y de repente en una escena encontraste un videíto, o la gente de investigación que trabajaba a la par encontraba un video nuevo, donde esa historia que estábamos escribiendo se abría hacia otro lado, y no lo podíamos perder de ninguna manera. Y en cuanto al personaje, es tan inabarcable, es tan inmenso, porque prácticamente vos podrías hacer una temporada con cada día de él, que el proceso de selección y de filtro es muy complejo. Y en El Marginal, es cierto, teníamos solo una locación, pero acá contábamos con mucha libertad en el presupuesto, para poner y poner cosas. La consigna que nos tiraron desde la producción fue: “ustedes no se limiten, en todo caso después veremos si hay que bajar o modificar algo”, pero nunca pasó, siempre encontraron la manera de hacer lo que estaba en el guión.
Muchos sentimos que sabemos todo de Maradona, pero no es así. En el caso de ustedes, que se sumergieron a fondo en su vida para escribir la serie: ¿Hubo algo que los haya sorprendido de él o de alguna persona de su círculo íntimo?
GUILLERMO: Sí, buceando en el personaje descubrís cosas todo el tiempo. Salvo que seas muy maradoniano y muy fanático, y con todas las cosas muy frescas, descubrís cosas nuevas. En el caso nuestro, Silvina casi que empezó a descubrir un personaje desconocido, más allá de la empatía previa, nunca le había prestado demasiada atención porque a ella no le gusta el fútbol. Y yo conocía las anécdotas, pero otras las tenía olvidadas, por supuesto que también aparecieron cosas nuevas. También encontré refutaciones, porque algunas historias que se contaron de una manera, uno terminaba llegando a la conclusión de que fueron de otra manera. Después, cuando querías recrear un momento, lo que nos pasaba era lo siguiente, dándote un ejemplo hipotético: vos sabías que en determinada reunión había seis personas, y después vos empezabas a ver que estuvieron todos, con lo cual la cuenta no te da, que tenés doscientas veinte personas (risas). Encima nos pasaba que las seis que efectivamente estuvieron, te contaban la anécdota de manera diferente, y los que la cuentan mucho, cada vez que la cuentan lo hacen de manera diferente, con lo cual es todo muy misterioso, termina siendo un misterio para vos también (risas). Y después, lo que vos decís, que uno cree que sabe todo de Maradona, pero lo que va conociendo lo va conociendo en dosis, en grajeas, a lo largo del tiempo siguiendo su carrera. Acá fue internarse, como si fueras a dar un parcial y te toman la materia “Maradona”. Obviamente que yo, después de cuatro años de comenzar a escribir, ya no me acuerdo de más nada (risas). A veces me preguntan, como cuando estudiás para un parcial y te matás estudiando, que pasa una semana de rendir y ya no te acordás más nada.
SILVINA: Hay datos que encontramos que son sorprendentes y no son vox populi. Puede que cambien la mirada sobre el personaje de Maradona o de alguien de su entorno. O no, depende de cada uno. En lo personal, internarme en estos datos me sirvieron para dejar de juzgar. Uno sabe que está mal juzgar al projimo pero después termina juzgando. Acá aprendí que estaba juzgando mal, sin conocimiento de causa, de ignorante. No digo que encontramos datos que cambian la historia que se conoce, pero al conocer las circunstancias, a mí al menos se me fue lo de apuntar con el dedito.

En una nota reciente, Guillermo pronosticó que la serie le va a gustar mucho a las mujeres. ¿Por qué consideran que va a ocurrir eso?
GUILLERMO: El aporte de Silvina, para mí, me pareció fundamental en ese sentido, porque fue la que nos arriaba a todos hacia ese lado, hacia las historias personales, los amores. Entonces, quizás si ella no hubiera estado participando, si ella no fuera coequiper mía, en la serie le hubiéramos pasado a otras cosas mucho más por arriba, como el caso de Cristiana Sinagra. Ahí nos detuvimos, buscamos bien la historia de amor, buscamos si era un amor o una chica más, hicimos escenas que en algún punto son más como de telenovela. Yo creo que va a gustar. Y después teníamos como termómetro a las chicas que estaban en producción. A priori, las chicas de producción, contratadas para un proyecto de Maradona, debieron pensar que era como entrar a trabajar en TyC Sports (risas). Y yo creo que recibían gratamente los libros, teníamos muchas respuestas favorables de ellas, nos decían: “nos encantó, qué bueno que está, queremos ver el siguiente…”, y eso nos daba una pauta de que iba bien.
SILVINA: ¡Ojalá guste a todes! La serie tiene de todo. El futbol está y mucho, pero siempre pensamos que quien quiera ver sólo eso tiene para ver una y otra vez sus jugadas. Acá intentamos contar muchos aspectos de una vida extraordinaria.

Actualmente, es difícil escapar a la polémica en relación a las producciones audiovisuales realizadas en nuestro país. ¿Qué creen que va a ocurrir con esta serie y qué les gustaría que ocurra?
GUILLERMO: Sabemos que esto va a traer polémica, seguramente está relacionado con esto que vos decías, que todo el mundo cree que sabe todo de Maradona. Y en un punto, estas biopic están basadas en hechos reales y en la vida de él, lo cual no quiere decir que uno siga estrictamente al pie de la letra todo. Porque hay muchas cosas que a uno no le cuentan, pero uno las infiere, y a veces te pueden decir que tal personaje era avaro y mentiroso, y entonces uno recrea situaciones donde muestra a esa persona avara y mentirosa, pero no necesariamente esa situación ocurrió tal cual está escrito o grabado. Nosotros siempre, desde el primer día que nos pusimos a escribir, supimos que acá iba a provocar lo mismo que provocó Diego: sus detractores, sus seguidores, sus fanatismos, sus enojos… Así que estamos ya fogueados, ya sabemos que va a pasar, lo tenemos previsto. En todo caso nos encerraremos (risas).
SILVINA: Más allá de la polémica que el personaje de Maradona siempre genera, nos gustaría que esta serie, que se va a ver en tantos países, sea una buena publicidad de lo que se hace acá en Argentina, con el elenco impresionante y equipos argentinos. Aunque la producción es internacional, hay equipo en muchos países donde se filmó, la base está acá. Espero que nos siga posicionando en el mapa audiovisual y cada vez vengan más a buscarnos.
¿Qué van a decir de los guionistas que escribieron la vida de Maradona?
GUILLERMO: Nada, como pasa siempre. Salvo que la serie salga muy fea, que nadie la vea o que las críticas sean horripilantes, ahí sí nos van a mencionar. Pero como confío en que la serie va a romper todo, porque está buenísima y va a gustar mucho, vamos a seguir invisibles.
SILVINA: No creo que seamos protagonistas de nada. No somos los únicos que escribieron sobre Maradona. Está lleno de periodistas, directores, músicos, muralistas… Está lleno de personas que contaron su historia, lo homenajearon, etc. y ¡la figura siempre es Diego, como debe ser!
¿Qué te encontraste en Napolés?
GUILLERMO: En Napolés comprendí rápidamente por qué había sido como un hogar, por qué lo había cobijado tanto a Diego. Es un lugar hermoso, divino, quilombero, parecido a los lugares más populares de Argentina. Me encontré con eso, una frase muy dicha, pero sí, es un lugar muy parecido al nuestro, y los fanatismos y odios que despertó ahí también son lo que eventualmente despertó acá. Uno va ahí y se siente re cómodo, como si estuviera en casa, algo que difícilmente te pase en otro lugar fuera de Argentina.
SILVINA: La ciudad es hermosa. Antes de ir de Roma a Napoles, un romano me dijo “¿Vas a Napoles? ¡Cuidá la cartera!”. ¡A mí que vivo en Buenos Aires! Me imagino lo que le hubiera contestado el Diego.

¿Cómo era tu relación con la imagen de Maradona antes de comenzar la escritura y cómo es ahora?
GUILLERMO: No me cambió mucho. Yo tenía la idea de esas contradicciones, ya las sabía, las percibía. Me imaginaba que tenía matices, que era una persona que podía ser generosa en unos casos y odioso en otros, muy intenso, muy buen compañero, pero si te le cruzabas muy mal compañero. O sea, todos esos lados, los lados buenos y los lados oscuros, los que no conocía, los intuía. Así que no me cambió la imagen, yo sigo con la misma imagen… Mi imagen es, ante todo, nacional y popular. Yo defiendo a los ídolos argentinos. De la gente que nos hizo felices, que nos dio tanta felicidad, yo no puedo ser un detractor. Lo cual no quiere decir que no escuche las partes tan malas, sobre todo las cosas que han surgido últimamente, ahora después de la muerte, eso me escandaliza como a todo el mundo, pero yo no puedo salir de ese espacio de admiración, de empatía y de cariño, no puedo. No puedo soltarlo.
SILVINA: Yo ya lo quería a Diego como figura popular y ahora lo quiero más por las circunstancias de su muerte. Durante la escritura de la serie, me cambió eso que te comenté antes de no juzgarlo. Antes de hacer la serie a mí me interesaba mucho el tema de su relación posesiva con las mujeres y el de su paternidad. Si las mujeres para él eran objetos, si podía amarlas. Y por qué no pudo reconocer al hijo durante tanto tiempo. No solo no reconocerlo, darle vuelta la cara a él y a su madre. Más allá de Maradona, siempre me interesaron las historias de hijos no reconocidos. Y en este caso hay muchas de esas historias. Pero cuando escribimos la serie, pensé mucho en la época en la que él tomó sus decisiones. Pienso que un Diego actual sería distinto. Creo que tenía la cabeza para deconstruirse, pero que fue nacido y criado para ser lo que fue.
Lucas Bauzá
Twitter: @rayuelascometas
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