El lunes se cumplieron 71 años del triunfo de Platense ante el Milan en una gira europea. Con muchas bajas el equipo del barrio de Saavedra logró la hazaña contra una potencia mundial. Escribe Federico Abbiati.
Febrero de 1951 lo tenía al Club Atlético Platense de gira por Europa. El equipo de José D´Amico había cruzado el charco bastante diezmado: Santiago Vernazza acababa de incorporarse a River, donde sería pieza de estupendo engranaje en aquel equipo de “La Maquinita”, junto a Eliseo Prado, Walter Gómez, Ángel Labruna y Félix Lousteau. Los 71 goles en 164 partidos con la banda cruzada hablan por sí solos.
Otro que había desistido de la aventura europea fue Antonio Báez, quien dejaba la Argentina para jugar en Millonarios de Bogotá. Tentado por Adolfo Pedernera, por entonces DT y jugador del equipo colombiano, allí se daría el gusto de compartir vestuario con Alfredo Di Stéfano.
Previo a su etapa en el “Marrón”, Báez había tenido dos estadías en River, sin poder afianzarse en ninguna de ellas. En sendas oportunidades lo relegaron nombres tales como el de Juan Carlos Muñoz, José Manuel “Charro” Moreno y los propios Pedernera, Labruna y Lousteau. La “Maquinita” había mutado en “La Máquina”.
Una década más tarde, en 1962 y ya retirado, Antonio se dio el gusto de ser tapa de El Gráfico. Fue un “acto de justicia” del gran Dante Panzeri, por entonces director de la revista, para quien, según sus propias palabras, “Baéz había sido un jugador olvidado”.
Vicente Eduardo Sayago, quien, al día de hoy, junto a Daniel “Trapito” Vega, es el máximo goleador del club de Vicente López con 76 anotaciones, previo a esa gira había decidido también cambiar de equipo: aunque seguiría vistiendo los mismos colores, se quedó en Buenos Aires para contraer matrimonio. Adolfo Silvestre Mammana, patrón del mediocampo, tampoco sería de las partidas en ultramar.
La incursión por el “Viejo Mundo” comenzó con derrotas ante Sampdoria, Lazio y el Lugano de Suiza. Nada hacía prever que ante el poderoso Milan, el miércoles 14 del ´51 y en el por entonces Civica Arena, el resultado podría ser reconfortante.
Entrenado por el húngaro Lajos Czeizler, seleccionador de Italia en 1954, la última vez que el Rossonero había caído de local fue el 2 de octubre de 1949 ante Juventus, por la Serie A. Tenía entre sus filas al que sería el goleador de la temporada 1950/1951 con 34 goles, el sueco Gunnar Nordahl.

Pero, en lo que bien podría considerarse un axioma del fútbol y tal cual lo expresara más de cincuenta años después un jugador casualmente de apellido italiano, Mauricio “Tano” Piersimone, en ocasión de que su modesto Arsenal de Sarandí le arañara un punto a River en el propio Monumental, en el fútbol son 11 ricos vs. 11 pobres sólo hasta que empieza a rodar la pelota. Federico Geronis (x 2) y el cordobés Rogelio Cuello hicieron posible el utópico batacazo por 3 a 2. Nordahl consiguió sendos tantos locales.
Los “Calamares” dejaron bien marcada su tinta en Milán. Causalidad o casualidad, Santiago Julio Vernazza, el mismo que se había perdido la gira para incorporarse a River, en 1960 llegaba al “Rossonero” procedente del Palermo. Jugaría solamente 29 partidos, pero con la nada despreciable cifra de 14 goles.
No obstante, muy seguramente, la mayor nota de color acerca de la hazaña milanesa, la dio el mayor venerador que ha tenido Platense en toda su historia: Roberto Goyeneche. Invitado a un programa de televisión, el conductor lo desafió a recitar de memoria formaciones del cuadro de Saavedra. La única que el gran “Polaco” no pudo dar fue justamente la que había quebrado la banca en Italia…. Claro, porque los diarios nunca la publicaron.
Federico Abbiati
Twitter: @FedericoAbbiat1
Fuente: https://cap.org.ar/2017/02/milagro-en-milan/
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