Como cada viernes llega la sección con diferentes cuestiones deportivas descatadas de la semana. Carlos Salvador Bilardo, El Mago Coria y la Copa Davis y, lo más importante, el pedido de absolución para Higui. Escribe Santiago Núñez.

Nariz grande como la gloria

Arte de ganar. Alfiler. Vida. Miedo y desprecio a la derrota. Táctica. Defensa. Maradona. Lógica tan obsesiva como inapelable que consigue cosas impensadas. Corazón. Animals. Capacidad mágica, casi irreal, de pelear y ganar en tierras de piratas. México. Tilcara. Cábalas. Un micro entrando a contramano. Tres canciones que tienen un orden y no pueden ser reemplazadas en un traslado al Estadio Azteca. Barrilete. Bidón. “A los de amarillo no”. Los primeros que se van últimos. Los últimos que pasan a ser primeros. La túnica para irse a vivir a Arabia. El sueño oculto de los que no creen. El odio de críticos con la cabeza más en el cielo moral que en el cruento y apasionado sentir popular. Casa Rosada, copa, héroes. Bandera

Nuestra bandera.

El bilardismo, lejos de reconocerse como auténtico en los pensamientos individuales, se refleja y toma forma como manera de sentir. Es la certeza de que las victorias imposibles sólo cuestan un poco más. Es hacer posible la esperanza. Es, en pocas palabras, una demostración intrínseca de amor implacable.

Y el amor, sólo con amor se paga.

Penales

Defenderse. La palabra o alguno de sus derivados se encuentra ausente en la mayoría de los relatos que la nombran. Eva Analía “mató”, “asesinó”, “atacó”. Las historias mediáticas que la nombran no suelen involucrar su defensa en los hechos.

Valentín Voloshinov, lingüista que murió hace 86 años en Leningrado, es decir, a más de 13 mil kilómetros de Bella Vista (PBA), donde la vida de Eva Analía cambió para siempre, afirmaba que el signo era tal “en la arena de la lucha de clases”.

La palabra que se elige esconde una posición política. Nada es inocente. Por eso el fascismo se viste de libertad y el gatillo fácil de intervención institucional. Por eso otrora patriotas le entregan el país al Fondo Monetario Internacional.

¿Por qué habría de “defenderse”, si uno de los hombres que la cruzaron en la calle para violarla le dijo “te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana”? ¿Cómo van a pensar que se defendió aquellos policías que no le creían con el argumento de que era “negra y gorda” y, por ende, nadie la iba a “querer violar”?

“Atacada por lesbiana, presa por defenderse”, levantó en movimiento de lucha que creció en todo el país, exigiendo #Libertad. Lucharon. Ganaron. Pero el partido, está claro, no terminó.  Eva Analía el próximo 15 de marzo va a juicio por defenderse.

Desde hace unos años es principalmente conocida como “Higui”, porque una de sus pasiones es la pelota, el buzo y el arco. Por lo bien que ataja, un día la apodaron como el gran guardameta colombiano. Dicen quienes la conocen que hace bien el famoso “escorpión”. El crack cafetero pidió por su absolución.  

Tendrá su definición por penales más importante. Estamos atrás del arco aguantando. Siempre.

Absolución para Higui.

Muñecas y llantos

Llora la que supo ser la muñeca más precisa, más artística, más elástica, mas plástica, más dinámica, más capaz, más genuina, más talentosa de eso que algunos llaman mundo.

Llora en cada estrofa que se apoya en un elixir de la vida. Lagrimea al calor de cada oración que sintetiza las peleas del deporte.

Llora el sentimiento intrínseco de fracaso superficial, ese que indica que sos perdedor si no sos campeón.

Llora la retina y el recuerdo de tardes de gloria en Roland Garros, Montecarlo y en cada polvo de ladrillo que por allí hubiera.

Llora la magia mientras suenan los versos del “coronados de gloria vivamos”.

Llora el tenis argentino, que tiene a uno de sus hijos al mando.

Guillermo Coria se emociona en el himno cuando debuta como capitán de Copa Davis.

Y simplemente llora.

Buenas jornadas de mate

Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez

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