Ayer la FIFA confirmó que finalmente la Selección de Ecuador participará del Mundial 2022. Hoy el equipo dirigido por el argentino Gustavo Alfaro juega un amistoso contra Cabo Verde. Buen momento para repasar la historia de su ayudante de campo que lo acompaña hace 20 años. Escribe Federico Abbiati.

“El ayudante de campo es, acaso, el personaje menos expuesto de la fauna futbolera. Ese que protege su legajo a la sombra del nombre del entrenador. Esta neutralidad lo exime al DT de culpas que bien podrían caberle: ¿acaso son habituales los reproches por la mala elección de un ayudante de campo? No hay riesgos en esta elección. Lógica pura, a quienes más recuerda la historia es a aquellos que asistieron a los técnicos más ganadores.”

Fragmento de una nota de la Revista El Gráfico

Esta sentencia, autoría de una o un redactor anónimo bajo el sello garantido de la publicación deportiva argentina de todos los tiempos, invita a ser rebatida de principio a fin. No obstante, aparece como tentador el hecho de abrazar a ojos cerrados el veredicto que plantea una relación directamente proporcional entre el éxito y el recuerdo inexorablemente diezmado por el paso del tiempo.

Tan es así, que a través de estas líneas agasajamos a un Señor Ayudante de Campo. De un perfil tan o más bajo al de cualquier AC, pero de un semblante que manifiesta alta lealtad y contracción al trabajo.

Carlos Alcides González nació el 11 de Noviembre de 1963. El nombre de su pueblo natal en Entre Ríos, Seguí, puede que sea también su mandato cotidiano más preciado: PERSEVERAR. Unos días más, otros días no tanto, pero nunca claudicar en la tarea de montar victorioso sobre las cuestas de la vida.

Así, en 1987 y ya con 24 años de edad, debutó en el primer equipo de Unión de Santa Fe de la mano de Leopoldo Jacinto Luque. Con “El Tate” ascendería a Primera en 1989, ganando la final en ida y vuelta nada menos que ante Colón de Santa Fe.

CARLOS ALCIDES GONZÁLEZ & JOSÉ ANTONIO CASTRO 1989

En la élite de nuestro fútbol, Unión se daría la yapa de vencer de local al River de “Mostaza” Merlo, en la fecha 19 de esa misma temporada 1989/1990, con un cabezazo del propio Carlitos tras centro de Leonardo Carol Madelón. Pasarían 33 años, precisamente hasta el 12 de febrero de este 2022, para que de local volviese a vencer a “La Banda”.

En 1996 sería vital partícipe del encumbramiento de Huracán de Corrientes, conocido también como “El Otro Cordobazo”. Pues el 1 de Junio de ese año, en un Chateau Carreras copado por 45.000 almas listas para saborear el ascenso de Talleres, los de Zucarelli sorprendieron quedándose con el primer boleto a la  máxima categoría: 4 a 1 con tres conquistas del zar oriental Josemir Lujambio y el restante de Luis Ernesto “Larry” Sosa, otro de los uruguayos que habían encontrado en el “Globito Azulgrana” un hogar donde nunca faltaría el más fino de los mates.

En 1997 Carlos Alcides volvería a Santa Fe, pero esta vez a la coqueta Rafaela para jugar en Atlético hasta el año 2000, cuando se retiraría del profesionalismo con 243 partidos disputados y la más que satisfactoria cifra de 43 goles. Mucho más que el retiro, allí encontraría a su socio de la vida, Gustavo Julio Alfaro.

Ambos sentían a flor de piel lo que era batallar desde el trabado y duro fútbol que, aún en nuestros días, caracteriza a la B Nacional y a cualquiera de las categorías del ascenso. Y los frutos como estrategas no se hicieron esperar: en 2001 campeones y salto a Primera con Olimpo, en 2003 con Quilmes.

Se habían ganado, literalmente en la cancha, la oportunidad de dirigir en la más alta esfera de la blanca rodante argentina. San Lorenzo, Rosario Central, Arsenal (conquistando cuatro títulos, entre ellos la Sudamericana de 2007), Tigre, Gimnasia de La Plata y Huracán fueron las postas de Alfaro y su fiel ladero hasta el premio mayor que significó Boca Juniors en 2019. En el medio, en 2009 y presagio o no de la experiencia que vivirán a partir del 21 de noviembre en el “Lejano Oriente”, una breve experiencia en Al Ahli de Arabia Saudita.

Durante la estancia en La Boca, un buen andar en la vernácula Superliga no bastaría para resistir esa eliminación en semifinales de Libertadores a manos de River. Y es justo en este punto cuando “Lechuga” Alfaro empezó a declarar raro, tal vez en expulsa de abatimiento, hablando de “recuperar su vida” luego de la fallida gestión.

Ya desde sus épocas como DT de la “Crema Rafaelina” proyectaba sus días posteriores a los de entrenador. Irse a vivir al campo, prepararles el desayuno a sus hijas y llevarlas a la escuela. En tres palabras, recuperar su vida.

Con Ecuador ya en Qatar, pareciera ser que ese recupero, en realidad, consistía en algún desafío menos determinante al de ser primero o fracasar que impera día a día en calle Brandsen. Un empezar de nuevo con algo de menos “altura” como dirigir, paradójicamente, a un seleccionado a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar y clasificarlo en cuarto lugar a la más alta cita con la blanca rodante.

Claro está, tal vez nunca sea la adrenalina de sentarse en banco local del Alberto J. Armando; pero por la Patria Grande ya se palpitan los choques ante Qatar, Países Bajos y Senegal. Relajesé y vívalos como una fiesta Gustavo Julio; siempre sabiendo que Carlos Alcides, su inagotable alfil, más que merecidamente los gozará como usted.

Federico Abbiati
Twitter: @FedericoAbbiat1

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