Suiza juega por los octavos de final contra Portugal. Una excusa para traer otra linda historia mundialista, la del centrodelantero camerunés que le metió un gol a su país de nacimiento. La Fundación que tiene para ayudar, los consejos de su madre, el ejemplo de su abuelo y los viajes a Camerún para no olvidarse de sus orígenes. Escribe Lucas Jiménez.
A los dos minutos del segundo tiempo del Suiza-Camerún, cuando Granit Xhaka tocó para su compañero Remo Freuler, el centrodelantero Breel Embolo se había alejado de su marca para que se la pasaran y hacer las veces de pivote. Hubiera sido una buena oportunidad de sacarse un problema de encima y que los demás sean quienes terminen esa jugada. Pero el 8 la abrió a la derecha para Xherdan Shaquiri y ya la defensa de Camerún estaba más abierta que panadería una hora antes que juegue La Scaloneta contra Arabia.
Entonces todo terminó con un gol importado. Centro del nacido en Kosovo para una definición tranquila por el medio del camerunés. Shaquiri y Embolo son los únicos dos jugadores de campo que juegan para la bandera de Suiza en Qatar sin haber nacido en su territorio. Además está el arquero suplente Philipp Köhn, que es alemán.
Cuando la pelota cruzó la red, Breel amagó a salir a festejarlo, pero quizás recordó que en la previa del partido había declarado que intentaría no hacerlo y reprimir las emociones. Se le pudo haber venido a la mente la imagen de las paredes de su pieza adornadas con pósters de Samuel Eto´o. O lo vio a su padre en su Yaundé natal agarrándose la cabeza, sin saber que horas después le atacarían la casa por lo que acababa de hacer su hijo.

Todo eso pudo haber pensado Embolo cuando se agarró la cara con dejo de tristeza y luego levantó las manos para pedir disculpas. Que no alcanzarán porque en Camerún hinchas pedirán en la televisión que el gobierno haga algo e investigue por qué hay tantos cameruneses en otras selecciones. Por más que en lo concreto en Qatar solo haya dos: Embolo en Suiza y Youssoufa Moukoko en Alemania. Además si la reglamentación fuera rígida y no respetara las decisiones de los jugadores, Camerún en este mundial hubiera tenido 9 futbolistas menos, porque 8 de los convocados nacieron en Francia y uno en Alemania (Choupo Moting).
Las disculpas del delantero de 25 años se hicieron virales. Pero 10 años antes de esta imagen que recurrió el mundo, volvió de su Camerún a Suiza con una sensación parecida y, luego de hablarlo con su madre, decidió que quería a ayudar de alguna manera al país africano. La diferencia entre su realidad europea y la pobreza que vio en su barrio camerunés le pegó. El resto de su vida usaría ese espejo para mantener los pies en la tierra. “Ahí puedo desconectar, pero también pasarlo bien. Además, es importante para mí no olvidar las diferencias que existen entre los dos lugares”, declaró en el diario Basellandschaftliche Zeitung.
A cuatro años de aquel viaje que le cambió la cabeza y con solo 19 años, creó la Embolo Foundation para ayudar a hogares de discapacitados en Camerún. La cosa funcionó tan bien que lo extendió a Suiza dando una mano a un centro de niños refugiados y se embaló tanto con la Fundación que ahora también ayuda con productos y leche a dos orfanatos en Perú: uno en Lima y otra en Huancayo. Pero claro todo esto es mucho menos visible que quedar en la historia como el primer jugador que le mete un gol a su país de nacimiento en un mundial.

Como pudo se enfocó y siguió adelante. En la última fecha, le empató el partido a Serbia pescando una pelota en el área. Ya piensa en el duelo de octavos de final contra Portugal diciendo que será un honor jugar contra ”un jugador muy importante en nuestra época” como Cristiano Ronaldo y que el defensor Pepe, a quien ya enfrentó en Champions, es como el vino, porque “cada vez es mejor”.
Qatar 2022 encontró a Embolo en su mejor momento después de haber dejado la Bundesliga que lo cobijó 6 años, entre el Schalke O4 y el Borussia Mönchengladbach, para jugar en el Mónaco. Allí pudo dejar atrás las lesiones y los técnicos que lo ponían a jugar de wing. En 23 partidos metió 8 goles y dio 4 asistencias. En Francia pudo relanzar su carrera. Justamente el país adonde fue cuando tenía cinco años y abandonaron Camerún con su hermano y su mamá, tras la separación con su papá.
Ella quería estudiar y haciendo eso conoció un suizo. Se pusieron en pareja y se fueron a Suiza. Embolo empezó a jugar en Basilea, pero su mamá le enseñó que tenía que tener un plan B por si lo del fútbol no prosperaba. Breel, que absorbe los aprendizajes como una esponja, estudió Comercio en la Asociación de Fútbol Noroeste de Suiza. No necesitó recurrir a eso porque a los 16 ya firmó contrato como profesional y un año después debutó en Primera. A los 19 ya lo compró el Schalke 04.

En una de las vueltas a Camerún para visitar familiares podría haber ido a lucir sus roles que ese pibe anda bien. Pero fue a ver y a escuchar. Sobre todo a su abuelo que es pescador, el que todo lo que pesca lo comparte con el vecindario. “Compartir es su razón de ser. Daría su último centavo. Su lema es: Ayuda y serás ayudado”, lo definió en una nota alguna vez.
Breel Embolo en eso anda, pescando lo que queda flotando en su trabajo como delantero de área. Ahora cuando suena el silbatazo final y se apagan las luces tiene claro que ahí afuera hay alguien pidiendo una mano. Entonces vuelve a agarrarse la cara y junta sus manos, esta vez no para pedir disculpas sino para poner en movimiento su faceta solidaria. Esa que seguirá reforzando cuando su gol a Camerún quede solo como una anécdota.
Lucas Jiménez
Twitter: @lucasjimenez88
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