Entrevista a Bigote López, capitán y figura de Villa Española. Su militancia en el club, su amor por Los Redondos, el fútbol como herramienta de transformación social y espacio de resistencia al neoliberalismo. Nos pareció una linda forma de homenajearlo en el día de su cumpleaños.
Bigote López es el capitán de Villa Española. En el último tiempo su nombre tomó trascendencia por una cláusula en su contrato que le permitía faltar a entrenamientos o partidos para poder asistir a recitales de Los Redondos, el Indio Solari o los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Pero además de jugador, Bigote milita el club. Si hay que cambiar una lamparita la cambia. Si hay que servir un trago en la cantina del club, lo sirve. Bigote se vincula con el club más allá del fútbol. Es su herramienta de transformación social. Esta entrevista se la hicimos en la radio, allá por marzo de este año, semanas antes del advenimiento del coronavirus. Fue dos días después de que ejerciera la cláusula para ir a ver a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado al Estadio Malvinas Argentinas.
Blues de la libertad
-¿Cómo estuvo el sábado el recital de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado?
-Impecable. Ahora estamos recuperando un poco el cuerpo para volver a la rutina de Montevideo. Ya estamos con 38 y nos cuesta recuperar. Pero se disfrutó pila, el alma está llena así que tranquilo. Era lo que fuimos a buscar, cargar un poquito del alma ricotera y venir contentos para acá.
-¿Cómo llegaron Los Redondos a tu vida?
-Los Redondos llegan por un amigo a los 14 años. Me pasó un casete de Gulp y después arranqué con los discos. Me dijo “bo escuchá esto que está bueno”, lo escuché y ese día empecé “¿hay algo más, hay algo más?”. Ahí arrancamos a escuchar y después a los 16, 17 años fui a mi primer toque y ya no pude parar. El primero fue en Villa María con permiso de menor, fui en un tren. Fue todo una locura porque ya cuando llegué no había portero. Era un momento complicado de Argentina. Había demasiada violencia afuera del recital y adentro demasiado tranquilo. Ahí empecé esta forma de vivir, la entendí, la adopté y hasta el día de hoy sigo con eso. Los que somos ricoteros sabemos lo que pasa y no tiene explicación. Por eso es la familia ricotera.
-¿Has visto músicos argentinos que admiras por allá en Uruguay tocando para poca gente o vacacionando?
-Al que vi más cerca en un boliche chiquito es al Skay. Siempre toca en Portezuelo. Después por la calle no me he cruzado a nadie. Siempre dicen que el Indio en sus tiempos andaba por la feria caminando y nadie lo reconocía.
-El enano de La Vela Puerca en una entrevista opinó que en Uruguay son muy fuertes las murgas porque en la época de la dictadura cortaron con el rock pero las murgas continuaron como un foco de resistencia. Y acá en Argentina ocurrió un poco lo contrario ¿Crees que es una de las razones por las que hace muchos años ustedes escuchan tanto rock nuestro y mucha gente argentina consume murga uruguaya?
-Yo creo que hoy en día las murgas uruguayas están de moda, entre comillas, y en aquel tiempo eran unas murgas de resistencia contestaria contundente. Por eso se prohibieron y se terminaron los tablados. En la época de la dictadura el rock argentino se expandió para estos lados y fue como nuestro lugar de desahogo para pensar y entender algunas cuestiones. Después Los Redondos y todas las otras bandas ocuparon ese espacio. Pero sí las murgas acá eran contestarías heavy y se armaban buenos quilombos. Por eso las prohibieron.
Barrio bonito, barrio cuidado
-¿Estas en el club ahora?
– Estoy justito en el club haciendo un tema de electricidad porque este sábado inauguramos la cantina así que andamos laburando con una barra de amigos. La cantina se llama Sócrates por el doctor Sócrates y por la Democracia Corinthiana.
-¿Cómo es militar un club de fútbol, desde las canchas, las instalaciones y las movidas sociales y culturales?
-Es bastante disfrutable. Yo lo disfruto pila. El sentido de pertenencia es lo que me hace llevar esta militancia desde el amor al club y al barrio. Entiendo que mi forma de militar en esta vida va por este lado. Lleva mucho tiempo y dedicación. Mucho ingenio hay que tener porque económicamente estamos muy chicos. También siempre dicen Bigote pero nosotros somos unos 15, 17 pibes y pibas que nos juntamos para todo lo que se gestiona en este lugar. La mayoría de las veces me nombran a mí por el tema del fútbol y la caja de resonancia. A uno lo tienen como referente pero la verdad que los pibes que tenemos acá meten cabeza como loco para que las cosas salgan. Resumiendo es hermoso militar para el club.
-¿Como se hace en un mundo del fútbol tan exitista, que los resultados es lo que más importancia parece tener, para lograr generar en las y los hinchas esta idea de que el club también tiene que ser una herramienta de transformación dentro de un barrio?
-No es fácil. A nosotros nos está llevando tiempo pero nos está dando resultados. Igual no termina de ser del todo resultadista el fútbol. Cuando nosotros ganamos la cancha se llena mucho más pero la aureola de la gente que llevamos a la cancha es de familias, gente de barrio que entiende un poco la cultura de barrio. El año pasado llegamos a la final del ascenso, copamos la cancha y ahí también hubo lío. Tuvimos que meter un poco de cabeza y entender que se te va un poco de las manos cuando no sale el resultado. No hay un ideal y no lo tengo. Para mí hay que tener sentido de pertenencia, amor por el club, laburar y disfrutar. Intentar hacer los cimientos grandes para que mañana el club continúe. Pero supongamos que el fútbol es muy volátil y hoy puede ser terrible herramienta pero mañana vienen con millones de dólares y te derrumban el castillo en dos segundos. Mientras tanto sea una herramienta hay que disfrutarla.
– ¿Cómo se logra mantener siempre el mismo norte a pesar de tener elecciones en el club cada dos años?
-Nuestro club ha mutado mucho. Ahora venimos de una conducción de casi 4 años pero si cambian las autoridades puede cambiar la ideología. Nosotros estamos haciendo una movida que en realidad es de la tribuna hacia la política del club. Es como que impulsamos de ese lado. Pero sabemos que si mañana yo y alguna gente se va del club puede cambiar el rumbo. También laburar en los barrios, en los clubes te lleva mucho tiempo y la gente se desgasta porque hay pila de cosas que no son tangibles y no se pueden visualizar. Además la vida y la rutina te van llevando. Hoy tenemos un gobierno de ultraderecha que está jodido y hay que hacerle una resistencia también a eso.
-Justamente ahora con un gobierno de derecha más que nunca va a ser necesario un club que esté presente ahí en el barrio.
-Para nosotros este año va a explotar el club. Ahora cuando inauguremos la cantina va a ser un descontrol. Yo estoy seguro que este va a ser un lugar de resistencia porque ya lo es y ahora se va a multiplicar a mil por mil. Hay que meterle más ganas, más dedicación e intentar generar otras cabezas o actividades para sostener estos 5 años que van a ser jodidos.
Rodando, mi amor elige el lugar
-En LANM sacamos una nota de Oleguer un futbolista catalán que ganó la Champions con el Barcelona, jugó en el Ajax y a los 31 años se retiró y dijo: “cuanto mayor es la profesionalización más perverso es todo, dejé de pasármela bien”. ¿Te pasó un poco eso en Guatemala cuando decidiste volver para jugar en el club del barrio? ¿Ya no la estabas pasando bien?
-Bueno sí ahí fue como la gota que derramó el vaso de que ya no quería jugar más. Pero ya a los 21 años que empecé a entender cómo se movía el sistema del fútbol, lo que era la FIFA ya no me gustaba mucho. Lo agarré como un laburo y la rutina del día a día me fue llevando. También pienso que los sistemas hay que cambiarlos desde adentro. Si uno se aparta después no tiene chance. Desde ahí fui militando. Pero estoy totalmente de acuerdo con lo que decía el muchacho catalán.
-La última y te liberamos ¿Por qué te dicen Bigote?
-Mi viejo es el famoso Bigote y de chico me llevé el apodo. Uno me dijo Bigote Chico y ahí quedé. En realidad mi viejo es el que tiene los bigotes, es carnicero y el apodo de él está como más presente. Después me lo comí yo y ahora pasé a ser yo el Bigote. A mí me pasa que a veces vos me decís Santiago y no sé ni mi nombre ya. Tantas veces que me dicen Bigote ya marché con el nombre.
PD: Entrevista realizada el 9 de marzo de este año en nuestro programa de radio por Urbana BA.
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