Cuando esta noche Crónica empiece su cuenta regresiva y levantemos nuestras copas para despedir de una vez al 2020, terminará el primer año sin superclásicos masculinos en la historia del profesionalismo. Algo que no sucedía desde 1929. Escribe Juan Stanisci.

No puede suceder en un año normal. Tiene que ocurrir algo histórico, sin precedentes. Hoy es el Covid, la pandemia, la segunda ola y la nueva cepa. En aquella oportunidad también fue un año de crisis inédita: 1929 fue el año de la gran depresión. La caída de la bolsa de valores en Estados Unidos, generó la peor crisis mundial del siglo XX. En occidente, tanto los países más poderosos como los más pobres, sufrieron durante más de una década la caída de sus economías. El 2020 trajo, según el FMI, la peor crisis mundial desde aquellos días.

Pero la falta de superclásicos en aquel entonces nada tuvo que ver con la crisis mundial. Aunque usted no lo crea, la ausencia de cruces entre Boca y River, estuvo relacionada con el armado de los campeonatos de la extinta Asociación Amateurs Argentina de Football. Sí, cambió el nombre de la asociación, cambiaron los dirigentes, pero la organización del fútbol argentina pareciera seguir en la misma línea.

Pasan los años, pasan los dirigentes

Para entender el por qué debemos remontarnos al año 1928. El campeonato comenzó el 15 de abril y contó con la participación de ¡36 equipos! Pensar que hoy en día nos espantamos cuando los torneos los juegan más de 20. Para sumar otra particularidad, los clubes fundadores de la AAAF solo descendían cuando habían ocupado dos veces seguidas los últimos cuatro puestos de la tabla.

El torneo de 36 equipos se jugó a una sola rueda. Nada de ida y vuelta. Si los dirigentes de la Liga Profesional de Fútbol quisieran excusarse por las rarezas que suelen armar, podrían citar estos ejemplos y decir que en el fútbol argentino se juega así desde siempre.

El torneo comenzado el 15 de abril de 1928 finalizó 30 de junio de 1929. Un año y 75 días. El campeón fue Huracán. En ese campeonato sí hubo superclásico. Se jugó en una fecha similar a la que se jugará el próximo sábado: el 23 de diciembre de 1928. El resultado también fue una rareza.

El último clásico de la década

En los balcones de los conventillos cuelgan banderas rojas y blancas y azules y amarillas. No hay viento, solo calor. Los vecinos se gritan y apuestan por el partido de esa tarde. Todavía quedan muchos hinchas de River nacidos en La Boca. Hace solo cinco años que el club se fue del barrio.

Todavía no se llamaba “superclásico”, pero ya era un enfrentamiento esperado por los hinchas de ambos clubes. Cuenta el historiador del fútbol Carlos Aira en el libro Héroes de tiento¸ que “el clásico que nació pegado al Riachuelo tuvo, desde 1923, un apéndice social. Era el enfrentamiento entre los que se quedaron contra los que se fueron.” En 1923 River había abandonado definitivamente el barrio de La Boca para instalarse en Palermo, más precisamente en Alvear y Tagle. “El River de Palermo Chico, el aristócrata, ya no necesitaba de los muchachos que vivían en los conventillos de chapa. La banda roja buscaba socios y simpatizantes en otras latitudes más pudientes. Algo que nunca se perdonó en la Ribera.”

Aquel 23 de diciembre de 1928, el año en que por primera vez desde la Ley Saenz Peña un presidente había sido electo por segunda vez, a las 16:30 en La Boca se jugó el esperado clásico. “Tan importante era la misma que José Bacigaluppi, presidente de River, prometió a sus muchachos un aristocrático premio de 300 pesos por cabeza en caso que salieran victoriosos de la justa barrial.” 300 pesos por aquella época era más que el doble de un sueldo promedio, mi bisabuelo llegado al país por aquellos días cobraba 90 pesos mensuales por trabajar de domingo a domingo arriba de un barco.

A los tres minutos Domingo Tarasconi hizo el primer gol de Boca. A los 19 dos jugadores de River, el delantero Gerónimo Uriarte y el defensor Alejandro Giglio, chocaron sus cabezas y ambos tuvieron que abandonar el partido. No había cambios, por lo que River tuvo que afrontar los setenta minutos que restaban para terminar el partido con nueve jugadores. El encuentro sería un dolor de cabeza para River. A los 30 minutos Esteban Kuko marcó el segundo para Boca. Antes del cierre del primer tiempo, Domingo Tarasconi hizo su segundo gol en la tarde. A los 10 del segundo tiempo Kuko amplió el resultado a 4 a 0. Quince minutos después Cherro volvió a marcar para Boca. Faltando diez para que termine el partido Francisco Gondar, jugador de River, recibió un pelotazo en el estómago y también tuvo que abandonar el campo de juego. Dos minutos después Roberto Cherro hizo su segundo gol. Ante semejante disparidad en el resultado y en el número de jugadores de cada equipo, el árbitro Eduardo Forte decidió terminar el partido 7 minutos antes del tiempo reglamentario. A los 83 se dio por finalizado el clásico con la goleada más abultada de la historia: 6 a 0.

Emparchando campeonatos

El 17 de marzo de 1928, Colegiales ascendió de la segunda división a la primera. El equipo que todavía tenía su cancha en el barrio con el que comparte nombre, tuvo que esperar cuatro meses para volver a competir. Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia. Hay cuestiones con la organización de los torneos que no importa si quien preside la AFA o la AAAF es Grondona, Chiqui Tapia o Juan de los Palotes, que continúan perennes en el tiempo.

El torneo de 1928 terminó a mediados de 1929, para compensar lo que quedaba del año, los dirigentes decidieron completar la temporada con la Copa Estímulo. Así como Grondona no llegó a ver concretado el campeonato de 30 equipos, Adrián Beccar Varela presidente de la AAAF desde 1927, ex intendente de San Isidro, tampoco pudo ver finalizado ni el torneo de 1928 ni la Copa Estímulo de 1929. Falleció el 9 de junio de 1929, tres semanas antes de que Huracán se coronara campeón del año anterior.

Lo reemplazó Juan Pigniero, quien se mantendría en el cargo con la llegada de profesionalismo dos años más tarde. La Copa Estímulo se mantuvo. Se jugó en dos zonas: una de 16 equipos y otra de 17, ya que habían descendido dos clubes y había ascendido solo uno.

Boca y River quedaron cada uno en uno de los grupos, por lo que no pudieron jugar en la fase regular de la Copa. Pudieron haberse enfrentado en la final, pero Gimnasia y Esgrima La Plata quedó un punto arriba de River. Del otro lado Boca y San Lorenzo empataron en el primer puesto, fueron a un desempate y el club xeneize clasificó a la final. Si San Lorenzo hubiera ganado el desempate, Boca y River se hubieran cruzado en el partido por el tercer puesto.  El 9 de febrero de 1930 en la cancha de River Plate, en Alvear y Tagle, el Lobo platense se coronó campeón por primera vez en su historia. Aunque en principio se trataba de una Copa, como su nombre lo indica, este torneo fue computado como un campeonato.

En 1930 volvió a jugarse un torneo todos contra todos. Nuevamente a una sola rueda y con 36 equipos. Al año siguiente todo cambió. El 10 de mayo de 1931 comenzó otro campeonato, esta vez con 34 equipos. Solo se jugó un partido. Los jugadores se declararon en huelga. Pedían, entre otras cuestiones, la profesionalización. Los futbolistas cobraban desde hacía, por lo menos dos décadas, pero lo hacían de manera encubierta. Los jugadores ganaron la disputa. El 31 de mayo comenzó un nuevo torneo. El ente organizador había dejado de ser la Asociación Amateur Argentina de Football. Ahora se llamaba Liga Argentina de Football, aunque el presidente continuaría siendo Juan Pignier. Ya no habría 34 equipos. Ahora serían 18 y el campeonato se jugaría a dos ruedas, ida y vuelta.

El año en que estuvimos en ninguna parte

Nunca en la llamada “era profesional” del fútbol argentino hubo un año en el que Boca y River no se hayan enfrentado. Pasaron gobiernos democráticos y militares. Una guerra mundial y una bomba atómica. Se sumaron los equipos de Rosario. Después de Santa Fe. Se crearon el Metropolitano y el Nacional. Talleres y Belgrano pidieron pista y fueron incorporados. Se deshicieron el Metropolitano y el Nacional para dar paso a un campeonato más federal. Llegaron el Apertura y el Clausura. Volvió el torneo largo. Hubo treinta equipos. Pasó casi un siglo. 91 años exactamente. Cuando esta noche el maldito 2020 queme sus últimos segundos, la organización del fútbol argentino habrá marcado un nuevo hito en su historia.

Juan Stanisci

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