Hoy cumple 59 años Omar De Felippe, ex futbolista y actual director técnico. También ex combatiente de la Guerra de Malvinas de la que ayer se cumplieron 39 años del desembarco de las tropas argentinas en las Islas. Veterano de mil batallas. Cada día que lo tenemos trabajando en el fútbol argentino el mundo amanece un poco más justo. Escribe Federico Abbiati.
El 3 de Abril había celebrado sus 20 joviales años en casa. Mamá Rosa, sus hermanos, algún que otro familiar o allegado y él. Se había criado sin padre; posiblemente la pelota y las hartas horas en los potreros de Villa Madero suplieron esa ausencia paternal, quién sabe.
Lo cierto es que el viernes 9 de Abril de 1982, a las 6 de la mañana, Rosa Alaniz de De Felippe recibió la cédula citación en el domicilio familiar. Lloraba. Omar, el mayor de sus hijos, le dijo que no se hiciese problema y siguió durmiendo. A las 10 se puso en marcha hacia el regimiento.
El “Colimba” Osvaldo Omar estaba tranquilo. O mejor dicho, a sus cortas dos décadas ya exhibía la templanza que hoy, casi 40 años después, sigue emanando de su humanidad. Ese mismo Viernes Santo al atardecer, partieron los ómnibus hacia El Palomar. Ya en vuelo hacia Río Gallegos, no se pronunció palabra alguna. La cosa estaba lejos de ser un simple partido a pierna dura.

Al Omarcito, Malvinas lo encontraba como zaguero en la tercera de Huracán de Parque Patricios, club en el cual se encontraba desde pre novena. Súbitamente pasaba al ataque en busca de resguardar los intereses soberanos nacionales. En honor a la verdad, pasaba al “mediocampo”: los fusileros en primera línea y él, portando una ametralladora MAG de mayor alcance, unos 100 o 200 metros detrás de ellos.
Podría haber intentado que lo mandaran de vuelta apenas arribado. Era simplemente cuestión de meterse un tiro en uno de los empeines, como habían hecho muchos de sus compañeros, justificando que se les había escapado mientras limpiaban sus respectivas armas. Bajo ningún punto de vista era viable para el “Gurka” De Felippe, pues ponía en riesgo la carrera que lo esperaba a su regreso, a Buenos Aires, con los colores del Globito.
Malvinas, para él, era simplemente un deber que cumplir, una situación difícil que trascender. Desde culillo, a falta de papá en casa, sabía lo que era lidiar con situaciones negativas. Parecía, desde entonces, entrenado en reciclar lo desfavorable en ventajoso, lo costoso en sencillo.

En una especie de toco y me voy, Omarcito tenía bien claras sus consignas personales: colaborar a la causa resguardando su integridad y, en la medida mayormente posible, no dar muerte a ningún hombre del bando británico. Tenía claro que el fútbol lo aguardaba sano de cuerpo, pero también fuerte de mente. La redonda, desde Malvinas, se había convertido en la razón para sobrevivir. Para sobrevivir a lo que sería la Batalla de Puerto Argentino; pero más aún para convivir lo más pacíficamente posible con el trauma propio de la posguerra. ¡Y vaya si lo logró!
A 39 años del leso desembarco de nuestros pibes en las Islas Malvinas, Omar De Felippe cumple 59 abriles y vaya que está rozagante. Este nuevo año de vida lo encuentra haciendo lo que ama: entrenar. Para dar continuidad a su vistoso trabajo, lo recomendó para Atlético Tucumán Ricardo Ruso Zielinski, de quien Omar fue su ayudante de campo en San Telmo, allá por 1997, apenas graduado como DT.

Atrás quedaron las Malvinas. Luego de las cuales, como se había prometido a sí mismo, el Gurka volvería a enrolarse en el Club Atlético Huracán, para pasar luego por Arsenal, Once Caldas, Rosario de Puerto Belgrano, Villa Mitre y Olimpo.
La actual Copa de la Liga Profesional lo encuentra al Decano flaqueando en las posiciones. Pero Omar sabe bien de sacar adelante partidas chingadas; baste con remontarnos al 28 de Agosto de 2013, cuando aterrizó en un minado frente en Avellaneda. Independiente estaba por primera vez en la B y no había ganado en las primeras 4 fechas del torneo. En junio del 2014 De Felippe lo devolvió a Primera División.
Federico Abbiati