Ese estruendo casi divino que esperó 28 años. Un Movimiento que ya se había dado a conocer en 2019 dio el golpe definitivo. Argentina campeón de la Copa América. Es para llorar perdónenme. Escribe Lucas Jiménez.
“Ir unidos en pos del único ideal hermoso y digno de ofrendarle la vida, que es la grandeza y felicidad de la patria” Fidel Castro-La historia me absolverá
El Movimiento 26 de Julio en Cuba intentó ese día de 1953 copar distintos cuarteles en Santiago de Cuba para tomar las armas que le permitan realizar la Revolución. La fecha no fue elegida al azar sino porque el 25 de julio en Santiago de Cuba empiezan los festejos por carnaval que duran 3 días y son una fiesta popular. La idea era aprovechar ese clima festivo para dar el golpe al día siguiente.
El asalto no salió bien por falta de gente y algunos hechos fortuitos como dos autos chocándose en el ingreso al cuartel Moncada. Sin embargo sirvió para instalarse de cara a la sociedad y denunciar al régimen de Fulgencio Batista en el juicio que se realizó a los guerrilleros. Seis años después muchos de ellos harían la Revolución Cubana. El líder del Movimiento Fidel Castro tenía 26 años en 1953, la mayoría de sus compañeros eran menores que él. No tenían experiencia militar previa. Sí un ideal y una meta que los hizo ir planificando cada paso.
El Movimiento 10 de Julio dio el primer aviso en 2019. Se plantó contra el local Brasil en el Estadio Mineirão e hizo revolcar a su arquero Alisson Becker más de una vez. Fue una derrota que sembró una semilla intangible. La nueva camada de jugadores entendió que podían competirle a cualquiera. Los de más experiencia se ilusionaron con que había con qué. Todo bajo las órdenes del comandante en jefe de este Movimiento: Lionel Scaloni.
Sin experiencia dirigiendo clubes el ex futbolista de Deportivo La Coruña debutó como técnico el 9 de julio de 2018 dirigiendo a la selección argentina sub 20 en el Torneo de L’Alcudia que ganó tras vencer en la final a Rusia por 2 a 1 en tiempo suplementario. Tres años después fue el técnico encargado de romper el maleficio de 28 años sin títulos para la selección mayor ganando una final el 10 de Julio en el Maracaná, a un día del Día de la Independencia argentina, a un día de la fiesta patria que se extendería un día más con festejos hasta la madrugada de cientos de miles de personas en el Obelisco.

El ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera suele decir que la revolución es un hecho no predecible, que las revoluciones no avisan, simplemente suceden. Scaloni en modo Ramón Cabrero en Lanús pasó de técnico interino a técnico campeón. La selección más criticada por el establishment deportivo que ahora estará haciendo fila en las casas de disfraces para empezar el carnaval del panqueque. Pero no hay vuelta olímpica sin partido así que vamos a los bifes.
Lionel Scaloni es un técnico cambiante en los nombres elegidos, ante rendimientos buenos no duda en ponerte, lo mismo ante actuaciones flojas te saca. Salió a jugar la final cambiando casi todo el bloque defensivo con respecto al partido contra Colombia. Justamente la zona de la cancha donde Argentina más sufrió en semifinales. Afuera Molina, Pezzella, Tagliafico y Guido Rodríguez. Adentro Montiel, Cuti Romero, Acuña y Leandro Paredes. También ingresó como titular Ángel Di María a jugar la final en el Maracaná que no pudo disputar en 2014 por estar lesionado, por más que se infiltró dos veces en el vestuario para convencer al técnico Sabella que lo ponga unos minutos.
Con el ingreso de Fideo salió Nico González y Gio Lo Celso pasó como volante abierto por izquierda. Este punto fue lo más flojo de Argentina el primer tiempo porque el ex Central llegaba tarde a presionar al lateral derecho Danilo y por una cuestión de comodidad se cerraba para recibir la pelota dejando un hueco en su andarivel. Los primeros minutos Brasil y Argentina se estuvieron midiendo. Nicolás Otamendi salía a cortar lejos, casi en posición de 5, cualquier aproximación brasileña y Cuti Romero solucionaba con su velocidad cada pelota que pasaba por su sector donde Gonzalo Montiel se mostraba confiado como quien ya está curtido en esto de jugar finales.
Argentina no podía avanzar con pases cortos y Rodrigo De Paul la tocaba poco y nada, hasta que la tocó. Se disfrazó de Juan Sebastián Verón y lanzó un pase largo cruzado adonde estaban Renan Lodi y Di María. El defensor brasileño falló y Fideo definió de manera tan perfecta que la mano del arquero Ederson no pasó ni cerca de la pelota que bajó rápido al arco como si fuera un avión volviendo a casa después de un viaje largo que duró 28 años. El gol fue en el minuto 21 del primer tiempo, mismos números pero invertidos a los 12 del segundo tiempo en 2008 el mismo jugador había metido el mismo gol en la final olímpica de Beijing que Argentina también ganó 1 a 0.
Después del gol el partido y nuestras cabezas se fueron a un limbo ¿Será esta vez? Hasta que aterrizamos de golpe cuando Angelito se torció la pierna en una corrida y el relator de TyC Sports (ni vale la pena nombrarlo) empezó a tirar mala onda recordando las anteriores lesiones de Di María en partidos decisivos de la selección. Pero el jugador del PSG volvió como quien vuelve del silencio más puro a este ring de boxeo. El segundo tiempo se juntó con Messi algunas veces para tocar unos temas de esa banda que sigue girando llamada Los Viejitos Piola Rocanrol. Atrás Nico Otamendi seguía cabeceando ante cada riff de guitarra despejando todo lo redondo que volara por los aires.
Brasil mejoró con el ingreso de Firmino que juntaba marcas por el centro, Acuña incluido, y quedaba el hueco libre para Richarlison en la derecha. Tuvo dos chances de gol, una la convirtió pero la anuló el juez de línea por posición adelantada. La otra la atajó ese nuevo héroe nacional llamado Dibu Martínez. Scaloni sacó a Paredes porque tenía amarilla, algunos minutos después lo mismo hizo con Lo Celso que también estaba amonestado y encima ya no volvía por el carril izquierdo. Adentro Guido Rodríguez y también Nico Tagliafico para que se adelante Acuña a volantear.

En el medio De Paul seguía jugando y repartiendo cierres de boca para quienes ponían en duda su condición de jugadorazo. Que juega porque es amigo de Messi, que es un capricho de Scaloni. Le salió barato al Atlético Madrid que se lo llevó antes del torneo por 35 millones de euros. Partido consagratorio del ex volante de Racing que le sirvió el gol a Messi que hubiera sido la frutilla del postre (que igual comimos) y casi mete su gol al final del partido cuando ya veíamos el encuentro codificado por los lágrimas de nuestros ojos.
No fue un gran partido de Messi. Tras el encuentro el técnico Scaloni reconoció que tanto con Colombia como ayer estaba con dificultades físicas por un problema en el isquiotibial. “Yo, como entrenador, en ningún momento puedo prescindir de un jugador de estas características, no hay ninguna posibilidad, incluso jugando en inferioridad de condiciones como ha jugado este partido y el anterior», declaró el Comandante.
Se suele repetir que las finales se ganan pero no hay forma de ganarlas sin jugarlas. Argentina la ganó, la jugó y la mereció. Se plantó en el Maracaná a dar el golpe que Messi había preanunciado antes del torneo y que sus compañeros se encargaron de repetir cada vez que le ponían un micrófono enfrente. Solo sufrimos de ratitos cuando agarraba la pelota Neymar tirado a la izquierda en modo Unas ganas de pisarla y encarar. El 10 brasileño terminaría el partido siendo abrazado por Scaloni y luego repartiría risas con Messi y Paredes en cuero sentados en una escalera. Como si fueran un grupo de amigos tomando una coca y recordando anécdotas después de un papi fútbol.
El final del partido llegó segundos antes que se cumplan los minutos agregados. Messi se dejó caer al piso. Rodrigo De Paul la figura de la noche fue corriendo a abrazarlo. Lo mismo hizo Acuña, Tagliafico y todos los jugadores que se hicieron una montaña arriba suyo. Como si fueran los encargados de haber hecho del mundo un lugar un poco más justo. Lo levantaron y tiraron para arriba como en un casamiento. Parecía que había salido más campeón Messi que Argentina. Nada era normal. Darle tanta dimensión a una Copa América solo se entiende por Messi, el Loco de Ezeiza que siguió viniendo en busca de poder vivir este momento. Cuando se cruzó con Scaloni lo abrazó y lo levantó.

La primera vez que Lionel Messi jugó una final en la selección mayor tenía 20 años. Vio al capitán del equipo Roberto Ayala meter un gol en contra en su despedida de la selección. Hoy que lo superó en partidos jugados con la albiceleste lo tiene de ayudante de campo del técnico Scaloni. Igual que Pablo Aimar otro que estuvo en 2007 contra Brasil y había sido el último futbolista de la selección argentina en meter un gol en una final en la Copa Confederaciones 2005, que perdimos 4 a 1 también con Brasil.
Después de la del 2007 Messi jugó y perdió 3 finales más. Vio el gol de Gotze en 2014 y sobrevivió para contarlo. Vio un penal de Higuaín irse por arriba del travesaño en 2015 y uno suyo en 2016. Renunció de palabra pero nunca fue al correo mandar el telegrama porque ama demasiado a esta camiseta. Volvió a intentarlo una y otra vez. Anoche en el Maracaná Ayala, Aimar y Messi salieron campeones.

En 1971 el poeta, activista y cantante estadounidense Gil Scott-Heron lanzó la canción The Revolution will not be televised (La revolución no se televisará) que tiene muchas referencias a la televisión de la época y habla de la revuelta de la comunidad negra estadounidense. A las espaldas de los medios hegemónicos se armó el Movimiento 10 de Julio. Ese que sin armas ni rencores fue a dar el golpe al Maracaná. Te juro que aunque pasen los años nunca nos vamos a olvidar del 10 de julio del 2021.
Lucas Jiménez
Twitter: @lucasjimenez88
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