Se cumplen 70 años del paso a la inmortalidad de Eva Duarte de Perón. Evita. Racing, como todos los clubes del fútbol argentino, la lloró, la homenajeó y la recordó. Escribe Julián Scher.

Sólo tres horas y veinticinco minutos demoró la comisión directiva encabezada por Carlos Alberto Paillot en empezar a llorar la muerte de María Eva Duarte de Perón. La Subsecretaría de Informaciones anunció el fallecimiento a las 20.25 y a las 23.50 comenzó la reunión en la sede social de la Avenida Mitre que dispuso los pormenores para homenajear a quien el propio Paillot definió como “Jefa espiritual de la Nación y abnegada abanderada de la Nueva Argentina Justicialista”. La Revista Racing, en su edición del 6 de agosto de 1952, enumeró las medidas que el club dispuso para estar a la altura de la tristeza de las grandes mayorías del país: “La Comisión Directiva del Racing Club, en su sesión extraordinaria, rindió homenaje a la señora Eva Perón permaneciendo de pie durante 15 minutos. Posteriormente resolvió adherir al duelo nacional: erigir en el estadio Presidente Perón un busto de la señora Eva Perón, mantener permanentemente su nombre en los registros sociales en carácter de socia honoraria, crear un distintivo con la efigie de la dama desaparecida, que usarán los representantes de la institución en todas las actuaciones deportivas, concurrir al velatorio en pleno e invitar a todos los asociados y jugadores del club a hacerse presentes y enviar una ofrenda floral y una nota de pésame al general Perón”.

Crédito: Archivo Histórico Racing Club

En la Memoria y Balance General de 1947 apareció institucionalizado el potente vínculo que unió, sobre todo a partir de la figura de Ramón Cereijo, ministro de Hacienda entre 1946 y 1952, a Racing con el primer peronismo. Fue en ese año que Perón fue nombrado presidente honorario y Evita, Cereijo, Juan Bramuglia (ministro de Relaciones Exteriores y de Culto) y Miguel Miranda (presidente del Banco Central), socios honorarios. El deseo expresado durante la noche del 26 de julio de 1952 de que el nombre de Eva Perón continuara figurando en los registros expiró menos de cinco años después: la Asamblea General Ordinaria del 1 de febrero de 1957, ya en plena autodenominada Revolución Libertadora, definió quitarles a todos las condecoraciones recibidas una década atrás. “Se ha superado toda aquella época de oprobio para nuestro club”, sostuvo Luis Chamizo, máxima autoridad de la Academia desde principios de 1956, delante de los 144 asociados que avalaron la medida.

La foto del instante en el que Paillot le entregó a Evita su carnet de socia honoraria ilustra la tapa de la Revista Racing posterior al fallecimiento que enlutó a la Argentina. Evita, nacida el 7 de mayo de 1919 en la localidad bonaerense de Los Toldos, asoma en la imagen concentrada en el carnet, con el pelo peinado hacia atrás, una pulsera en la muñeca derecha y un vestido negro. Paillot sonríe para la cámara como si supiera que está delante de un momento que quedará para la posteridad. Carlos Aloé, gobernador de la Provincia de Buenos Aires e hincha de Racing, y Cereijo lo secundan. Las páginas 12 y 13 de ese número del semanario -el 474- tienen un título que no admite dobles lecturas: “El pueblo le expresó su adoración”. No fue esa ni la primera ni la última manifestación en clave peronista de la revista que vio la luz en 1943. El 22 de junio de 1955, apenas seis días después de los salvajes bombardeos sobre Plaza de Mayo, se pronunció sobre el intento golpista: “La revista RACING, que se siente parte integrante de una expresión popular, hace una pausa en su trayectoria para condenar, con el más profundo de los dolores, el acto de barbarie cometido por quienes quebraron la paz de la familia argentina, bajo el sino trágico de la muerte desparramada desde el cielo”.

Crédito: Archivo Histórico Racing Club

La figura de Eva Perón, mucho más que a Racing, quedó históricamente ligada a Banfield. Según el periodista Víctor Raffo, autor del libro Banfield-Racing: todos unidos triunfaremos, Evita, ya enferma de cáncer, expresó su deseo de que el Taladro, el “equipo pobre”, obtuviera el campeonato de 1951. El título quedó en Avellaneda gracias a un zapatazo fenomenal de Mario Boyé. Racing y Banfield jugaron tres finales: la última, en el Gasómetro de Avenida La Plata, el 5 de diciembre, 24 días después del segundo triunfo electoral de Perón y 105 días después de que Evita renunciara a la candidatura a vicepresidenta. “Saben también que la oligarquía, que los mediocres, que los vendepatria todavía no están derrotados, y que desde sus guaridas atentan contra el pueblo y contra la nacionalidad”, dijo el 22 de agosto delante de la multitud que la escuchaba en la Avenida 9 de Julio.

En la línea 17 de la editorial de la Revista Racing dedicada a su muerte, arranca una frase que sintetiza el espíritu de cada página de esa edición: “Nadie la olvida ni la olvidará en Racing, porque su recuerdo quedará perenne en todos nosotros”. Algo similar debe haber dicho Paillot cuando finalizó el cuarto de hora en el que estuvo de pie y en silencio junto al resto de la comisión directiva. Dolor, profundo dolor, sintieron millones de mujeres y de hombres orgullosos de integrar esa identidad que sigue llamándose pueblo. Un dolor que también supo vibrar en Racing.

Julián Scher
Twitter: @DesaparecidosRa

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