Mañana empieza la Copa Libertadores Femenina 2022 en Ecuador. El gran candidato es el Corinthians, último campeón y tres veces ganador del torneo. Les traemos la historia de su emblema Grazielle de 41 años. Nota incluida en nuestra segunda revista en papel. Escribe Delfina Corti.
“Nadie sabe, nadie vio”, describió el titular de un diario brasileño tras la final de la Copa Libertadores Femenina 2010. La nota estaba acompañada de una foto que mostraba un estadio casi vacío. El mediodía del 12 de octubre de aquel año, en el Estadio Arena Barueri de San Pablo, el Santos le ganó 1 a 0 al Everton y se consagró bicampeón en la segunda edición del torneo continental.
Seis victorias en seis partidos para aquel Santos que convirtió 25 goles y no recibió ninguno a lo largo de toda la Copa. Y que tuvo a la dupla delantera, Grazi y Cristiane, como figuras con 7 tantos cada una.
Casi nadie vio aquella Copa Libertadores 2010 y pocos saben cómo fueron los 7 goles que convirtió Grazi en su primer título continental. Sí queda aquello que se leyó en los diarios brasileños tras el debut del Santos dirigido por Kleiton Lima: “Grazi es una jugadora habilidosa, con una visión de gol increíble, una de las grandes goleadoras del fútbol femenino”.

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A Grazielle Pinheiro Nascimento le gusta escuchar que ella fue parte de la generación que “mordía el hueso” en el fútbol femenino de su país. Contemporánea de Cristiane, Formiga, Sissi y Marta, Grazi preparó el terreno para que “hoy muchas jugadoras brasileñas puedan comer carne”.
“Las niñas no teníamos un mínimo de estructura. Hoy, gracias a Dios, la situación es diferente. Hay categorías básicas, constante evolución de la disciplina. Menos mal que Cristiane, Formiga y yo todavía tenemos algo de eso”, señala Grazi a sus 41 años.
La mediocampista brasileña nació en 1981, en pleno auge del fútbol femenino. En Brasil, entre 1941 y 1979 el fútbol fue un juego prohibido para las mujeres. El decreto que lo establecía buscaba cuidar sus capacidades de procreación. La intención era “resguardar” los cuerpos “frágiles” y “delicados” de las mujeres para concebir “niños sanos”.
La prohibición finalizó -explican la antropóloga Nemesia Hijós y el sociólogo Nicolás Cabrera- cuando renacían los aires de apertura democrática en un Brasil con un fuerte protagonismo feminista.
Y, en ese contexto, Grazi creció jugando al fútbol en las calles de Brasilia, cuando aún quedaban las cenizas del decreto que prohibía que las mujeres jugaran al fútbol. La desigualdad estaba aún presente y, por eso, al igual que la mayoría de las niñas creció jugando rodeada de varones.
A los 13 años, Grazi fue parte por primera vez de un club, la Sociedade Esportiva do Gama. Un día, un dirigente le comentó a Romeu Castro, quien en ese momento era presidente de SAAD Esporte Clube, que en su equipo había una niña que se destacaba sobre el resto.
“Trajimos a Grazi para un período de experiencia y ella jugó el primer campeonato sub-17 de la historia en Cabo Frío, Río de Janeiro. Tuvo una participación abrumadora, fue la máxima goleadora del equipo y la SAAD fue campeona. Vimos que era una jugadora prometedora y la metimos en el equipo de San Pablo, que coordinaba la SAAD», contó Romeu años después.

Y fue así que a los 13 años Grazi dejó Brasilia para mudarse a San Pablo. “Yo tenía solo 13 años en ese momento y estaba el tema de la escuela. Seguía yendo y viniendo a Brasilia cada cuatro o cinco días. Estuve allí durante un año y medio hasta que mi padre me dijo que decidiera: quedarme en San Pablo para jugar al fútbol y estudiar o volver a casa solo para estudiar». Y Grazi eligió la pelota, pero antes les juró a sus padres una cosa: el día que regresara a Brasilia lo haría campeona.

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Siete años pasaron para que Grazi volviera a consagrarse campeona de América. La primera como capitana. Un año antes, la dueña de la camiseta 7 albinegra llegó al Timão tras su experiencia en la Selección de Brasil y en varios clubes donde consiguió títulos tanto nacionales como internacionales. Quizá por estos motivos es que pronto asumió el rol de capitana y la cinta, hasta el día de hoy, nunca se la sacó.
«Fui delantera durante toda mi carrera. Pero hace 2 años me adapté a jugar en el mediocampo y creo que ese rol es el que ocuparé en Corinthians», señaló Grazi tras su presentación.
Audax/Corinthians levantó la Copa Libertadores 2017, tras ganar los 3 partidos de la fase de grupos, golear 3 a 0 a Cerro Porteño en la Semifinal y superar a Colo-Colo por penales en la Final.
«Creo que perdí el ojo para los goles, ¿no? Cuando veo una oportunidad, trato de llegar al área para marcar algunos”, declaró Grazi sarcásticamente tras registrar dos tantos en aquella Copa.

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“No es sólo la lista de logros y títulos que conseguí en Corinthians. Lo que más pesa es el cariño que nos tiene la hinchada, el trato que recibo dentro del club. Y que ningún dinero paga, ningún título reemplaza. Este lugar se convirtió en mi hogar”, señaló Grazi hace algunos años cuando le preguntaron en qué club se retiraría.
Tras su primera experiencia en la SAAD, en 1997 Grazi se mudó al São Paulo. Aquel año, el club paulista creó su rama femenina y fue allí donde consiguió su primer título, cuando tenía 17 años.
En 2003, pasó a Botucatu y, tras un paso breve por el Levante de España en 2006, aterrizó al Santos. Con el Peixe consiguió dos campeonatos paulistas, una Copa de Brasil y una Copa Libertadores.
A pesar de marcar una época en el Botucatu con jugadoras de renombre como Formiga o de conseguir la Copa Libertadores con el Santos de Cristiane, Grazi encontró su lugar en el Timão. Llegó en 2016 y en 5 años conquistó 10 títulos entre los que se destacan tres Copa Libertadores.
«Soy muy dedicada, muy eléctrica y siempre quiero más», declaró en 2021 tras ganar el tricampeonato con el Corinthians. De ahí que decidiera no colgar los botines y seguir, por lo pronto, un año más.

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El Estadio Olímpico Atahualpa de Quito fue testigo en 2019 de la primera final brasileña de la Copa Libertadores. Ante 1.200 personas, en la noche del 28 de octubre, Corinthians le ganó 2 a 0 a Ferroviária, se proclamó bicampeón del torneo y recibió un premio récord de 85 mil dólares. Con la cinta de capitana en su brazo izquierdo, Grazi levantó su segunda Copa, la segunda también del Timão.
No fue casualidad que Corinthians haya sido el primer equipo que recibió aquella cifra récord. Un mes después de lograr su segundo título continental, el Timão le ganó la final del Campeonato Paulista a São Paulo.

Aquel día, el 16 de noviembre de 2019, 28.609 personas alentaron en el Arena Corinthians. El partido quedó en la historia no sólo por el récord de público que significó en aquel momento en un partido de fútbol femenino en Brasil, sino también porque cada gol subió al marcador como 0,8 en lugar de 1.
El Timão decidió reivindicar en aquella final el 20 por ciento menos que ganan las mujeres en Brasil por hacer el mismo trabajo. Corinthians ganó a São Paulo 3 a 0, pero el marcador final marcó 2,4 a 0.
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La noche anterior a la final olímpica en Atenas 2004, Grazi merodeaba en la habitación del hotel sin poder dormir. Su compañera, Renata Costa, le recomendó descargar su ansiedad escribiendo frases motivacionales. Grazi agarró la bandera de Brasil y, entre varias palabras, escribió: «100% Botucatu».
Al día siguiente, Brasil perdió la final en tiempo suplementario frente a Estados Unidos. En el momento del podio, Grazi se colgó la bandera que había escrito la noche anterior mientras recibía la medalla plateada.

«Cuando regresé, todos me esperaban en la entrada de la ciudad con un camión de bomberos. Fue allí donde la historia del deporte en Botucatu empezó a cambiar. Los dirigentes empezaron a apoyar la disciplina y llevar a muchas jugadoras como Bagé, Renata Costa, Carol Carioca, Formiga…Esos fueron los años en que Botucatu estuvo en lo más alto”, reveló años después.
Grazi debutó con la Selección de Brasil en una victoria 11 a 0 frente a México en 1998. Durante los 14 años que vistió la verdeamarelha, salió segunda en el Mundial 2007 y logró un tercer lugar en el Mundial de 1999. Además, fue campeona en los Juegos Panamericanos Río de Janeiro en 2007 y subcampeona en 2011, en Guadalajara.

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En 2020 Corinthians había sido el gran favorito para alzar la Copa Libertadores. En la fase de grupos, había conseguido la goleada más abultada en la historia del torneo tras ganarle 16 – 0 a Nacional de Uruguay. Además, con siete tantos para cada una, Grazi, Gabi Nunes y Victoria Albuquerque, todas jugadoras del Timão, habían culminado como las goleadoras de la Copa.
Sin embargo, lo que parecía un trámite tuvo su fin en la semifinal frente al América de Cali. Corinthians quedó eliminado en los penales luego de igualar a uno en los 90 minutos. Las jugadoras y el cuerpo técnico tomaron nota y juraron que no les volvería a ocurrir al año siguiente.
Así llegó el Timão a la Copa Libertadores del 2021. Y así fue: obtuvo su tercer título y junto al Sao José de Brasil se convirtió en uno de los dos clubes más ganadores del torneo.

En la Semifinal, Corinthians volvió a encontrarse con Nacional y volvió a golear al equipo uruguayo 8 a 0, pero el partido quedó manchado por un insulto racista que sufrió Adriana, tildada de «macaca» por una jugadora rival tras marcar el 6 a 0 parcial.
Grazi decidió festejar con el puño hacia arriba como hacía Sócrates en épocas de la Democracia Corinthiana. Ese gol la convirtió en la quinta goleadora histórica de la Copa Libertadores con 20 tantos. Y al igual que Sócrates, Grazi “regaló su gol a un país mejor”.

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Después de conseguir el tricampeonato con Corinthians en el 2021, Grazi firmó contrato con el Timão por un año más. A fines del 2022, colgará los botines y acompañará a su única sobrina mujer en su sueño por ser jugadora de fútbol.
Previo a su renovación, le preguntaron qué la motivaba para seguir jugando. La mediocampista pateó fuerte y al medio: “La gente me pregunta por qué sigo jugando. Es simple: porque me sigo emocionando y aún me motiva ganar. Cuando me fui de la casa de mis padres a los 15 años, me prometí que jugaría el mayor tiempo posible. Y a ellos les juré que regresaría a Brasilia campeona”.
Dueña de una trayectoria ganadora, el objetivo de la 7 del Timão era ser jugadora de fútbol, ver el fútbol femenino en Brasil consolidado y ser parte de esa generación: “Mi sueño siempre ha sido dejar mi nombre grabado en la memoria del país. Y puedo estar orgullosa de eso porque lo que ya planté no se borrará».
Delfina Corti
Twitter: @depuntocorti
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