Los ídolos suelen ser los jugadores, siempre son los que están adentro de la cancha. Nunca son los que están afuera, nunca son los directores técnicos. Nadie busca en YouTube: los mejores cambios de tal técnico. Gallardo cambió eso. Escribe Sebastián Venturelli.

Lo más razonable hubiera sido haber escrito este texto luego de haber ganado la Libertadores del 2015, o cuando Marcelo fue elegido uno de los mejores técnicos del mundo, o cuando ganamos la Libertadores del 2018. River no acaba de ganar nada, sin embargo, lo que voy a escribir, es algo que tengo en mi cabeza hace un tiempo, pero que recién hoy pude encontrar las palabras adecuadas para expresarlo.

Soy fanático de River, pero también soy fanático del fútbol. Puedo pasarme horas viendo videos de fútbol y no necesariamente tienen que ser de mi equipo. Los futboleros me van a entender. Se puede disfrutar de un buen sombrerito, de un pase milimétrico, o de un golazo, aunque no sea de tu equipo.

Tengo varios ídolos futbolísticos, la mayoría vienen de la infancia, época en la que uno soñaba en jugar como ellos, en llegar a Primera, y por qué no, en llegar a la Selección. Mis escasas virtudes con la pelotita, y la negativa de varios clubes a ficharme, hicieron que ese sueño se disuelva. Tranquilos, estoy bien. Ya pude superarlo, creo.

Estos ídolos, a los que hago referencia, siempre son jugadores, siempre son los que están adentro de la cancha. Nunca son los que están afuera, nunca son los directores técnicos. Nadie busca en YouTube: los mejores cambios de tal técnico. A nadie se le pone la piel de gallina cuando un técnico da una indicación. A nadie se le pianta un lagrimón por ver un 4-3-3 escrito en un pizarrón.

Sin embargo, en los últimos tiempos, me di cuenta que cada vez que veo un partido de River, estoy más pendiente a las decisiones que pueda tomar Gallardo, que la que puedan tomar los mismos jugadores. Ejemplo: Si estamos por jugar un partido clave, no digo «La clave está en darle la pelota a tal jugador», digo «La clave está en cómo arme el equipo Gallardo». O si estamos en el entretiempo y vamos perdiendo, no digo «Si entra tal jugador seguro que lo damos vuelta», digo «Si Marcelo les habla seguro que lo damos vuelta». Cuando nos va bien pasa lo mismo. Si le ganamos a Tigres, lo primero que destaco es lo bien que planteó el equipo Gallardo. Si damos vuelta un partido, fue por los cambios que hizo Marcelo. Si ganamos en Madrid, fue porque tenemos a Gallardo.

No es casualidad que en esta etapa, quizá la más importante de la historia del club, no haya un jugador emblema como suele suceder en otros equipos. En el River de Gallardo el único emblema es Marcelo.

Muchas veces, para mis adentros, me pregunto si un director técnico puede ser considerado ídolo. No sé, es que uno está acostumbrado, en el fútbol sobre todo, a qué los ídolos son siempre los que están adentro de la cancha, los que transpiran la camiseta, los que llevan la pelotita, los jugadores.

Quizá Gallardo no sea el tipo de ídolo que te lo tatuás en la espalda, que los chicos quieren ser cuando sean grandes, o del que se venden cincuenta mil camisetas con su nombre. Es otro tipo de ídolo, uno que genera admiración y respeto, tanto en los jugadores que dirige, como en los contrarios; tanto en los hinchas de River, como en los hinchas de los demás equipos; tanto en el ambiente del fútbol, como fuera de él.

No sé si Gallardo sea ídolo de muchos chicos, pero de lo que estoy seguro, es que es ídolo de muchos grandes.

Sebastián Venturelli

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