El martes pasado Boca Juniors reconoció como «socias honorarias» a Estela de Carlotto y Buscarita Roa. El fútbol continúa uniéndose a los Derechos Humanos. Tras años de silencio, los clubes tampoco olvidan y piden memoria, verdad y justicia. Escribe Juan Stanisci.
Encontrar un diccionario zeneize (o genovés)– español no es tarea simple. A pesar de internet, google y las mil herramientas que tenemos para atravesar tiempos, fronteras, lenguas o distancias, el diccionario no aparecía. La lengua hablada en la zona de la Liguria, venida en los barcos a estas tierras al sur del sur, parecía requerir algo más que una búsqueda en la web. En la era en la que la información se consigue tan rápido que parece perder su valor, tuve que recurrir a una herramienta a veces olvidada: la ayuda. Le escribí, a través de whatsapp obvio, a Andrea, un amigo italiano: “Necesito la traducción de la palabra “memoria” al genovés”.
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Cuando Juan Román Riquelme y Jorge Amor Ameal, junto a un conductor de radio cuyo nombre no recuerdo, tomaron las riendas de Boca, hubo una palabra que se repetía constantemente. Aun hoy esa palabra sigue apareciendo en cada entrevista, conferencia o acto en el que alguno de los dirigentes principales este presente. No es mística, gloria, grandeza ni historia. Es identidad. Recuperar la identidad. Para lograr esto, es necesario tener memoria. Recordar quienes fuimos para saber hacia dónde vamos. Boca no puede darle la espalda a su barrio, por ende a su identidad xeneize y cocoliche. Hoy, aquellos que antes eran italianos y españoles de distintas latitudes, son peruanos, paraguayos, bolivianos o senegaleses que conforman ese cocoliche 2.0. Acercarse a esa identidad perdida, es volver al camino de la verdad olvidado en algún punto del período macrista.
Este proceso obligaba a Boca a volver a ser un club social. Recuperar las voces caminando por sus pasillos. Socios y socias anotándose en nuevos deportes. Un club con personas que solo van a la cancha una vez cada dos semanas, se acerca demasiado a lo que quieren aquellos que buscan privatizar el fútbol. Multiplicar es la tarea. Conectar –en la realidad, en persona, cara a cara- personas que no se conocen. Abrir puertas a nuevas experiencias. Generar alguna clase de enseñanza en quienes entran y salen. Esa es la función de los clubes. No solo llenar vitrinas.
La reconciliación no debía darse únicamente con sus raíces, su barrio, sus socios y sus socias. Los clubes, parte fundamental de la sociedad argentina, son afectados por los embates de la Historia. Para bien y para mal. La última dictadura cívico, militar y eclesiástica golpeó barriendo parte de su energía vital: sus socios y socias. Cada socio o socia desaparecido o asesinado fue una forma de matar un pedazo de ese club. Si los clubes son de los socios, la falta de uno de ellos es un puñal a la institución entera.
Durante años Boca mantuvo silencio. Así como en la mayoría de la comunidad del fútbol argentino, los derechos humanos se mantuvieron por fuera. Como si no hubiera historia, sociedad ni daño. Como si el fútbol viviera en una burbuja. A veces llega un alfiler que la hace reventar y la realidad se filtra. Desde hace algunos años, los clubes empezaron a recordar y reconocer a sus socios desaparecidos y sus socias desaparecidas. Llegaron los actos y los homenajes. “La dictadura cívico militar nos atravesó a todos y a todas, nunca hizo discriminación ni por clase, ni religión, ni profesión, ni deporte, ni equipo. Acá importaba cómo pensabas y eso ya bastaba para que te desaparecieran. Por eso me parece que hay que dejar de lado las rivalidades que el deporte nos plantea”, me dice Micaela, hincha de Independiente y militante de Derechos Humanos.
En 2021 Boca le quitó la condición de “Presidente Honorífico” a Alejandro Lanusse y de “Socio honorario” a Eduardo Massera. Ese mismo año lanzaron una campaña en conjunto con River Plate para buscar historias de socios desaparecidos y socias desaparecidas. La palabra memoria empezó a aparecer en los discursos y las redes sociales.
El silencio es una de las formas en las que se manifiesta el terror. La dictadura rompió lazos (barriales, vecinales, familiares, políticos, amistosos) que llevaban décadas fortaleciéndose. Para llevar a cabo su plan (genocida y económico) era necesario silenciar las comunicaciones entre personas. Generar desconfianza. Que la persona que estuviera cerca fuera un potencial peligro. Rodolfo Walsh fundó en plena dictadura la agencia de noticias ANCLA. Al final de cada cable se repetía el mismo texto invitando a hacer circular la noticia. Ahí se podía leer: “el terror se basa en la incomunicación”.
El fútbol, se sabe, puede ser un gran canal de difusión. Cuestiones como la Memoria, la Verdad y la Justicia, difundidas a través de clubes con llegada a miles, cientos de miles y, en algunos casos, millones de personas, pueden generar un impacto que de otra forma no lo tendrían. En 2021 Boca rompió su histórico silencio. En 2022 entregó carnets a familiares de socios desaparecidos. “Hay que poner en valor a la historia de los clubes. Siempre hablamos de su historia por los torneos ganados, por las copas o por sus ídolos. Pero también por los clubes pasaron personas que pensaban de cierta manera y actuaron en función de eso, y la dictadura les arrebató sueños, ideas y vida. Y además de aquello que pensaban o sentían, tenían cierta pasión por los clubes de nuestro país. Entonces corresponde ponerlos en valor”, dice Micaela, quien estuvo presente el martes por la tarde en el acto que unió a Boca y a las Abuelas de Plaza de Mayo.

El último día del primer mes de 2023, año de elecciones, arrancó con la incorporación de Estela de Carlotto y Buscarita Roa como “socias honoríficas”. Pasadas las 18hs las Abuelas ingresaron al salón Juan de Dios Filiberto, en las entrañas de La Bombonera. Estela subió al escenario tomada de la mano de Jorge Amor Ameal, como mostrando, aunque no hiciera falta, que ellas son las abuelas de todos y todas.
El acto comenzó con un video de Víctor Heredia, hincha de Boca, felicitando a las Abuelas por el reconocimiento. “Siempre dijimos que hay que recuperar la identidad xeneize ¿Qué es la identidad xeneize? Abrir las puertas al club. Abrir las puertas al club, a nuestro barrio. Es un barrio con muchos problemas pero nosotros tenemos que decirle presente, es el club de ellos y el club de todos”, comenzó su discurso el Presidente Jorge Amor Ameal. “Ustedes son un ejemplo de vida – continuó -, todos quisiéramos tener las abuelas que son ustedes. Así que gracias Abuelas. Gracias por todo lo que han hecho, las queremos mucho. Esto es nada en relación a todo lo que han hecho ustedes”.
Cuando el principal mandatario terminó su discurso y los carnets fueron entregados, las cientos de personas que estaban en el salón empezaron el clásico “dale boca / dale bo” ¿Pueden la memoria y los actos de reparación tener matices festivos? Evidentemente sí. “Esa tristeza esa que tenemos adentro, transformarla en lucha, en vida y en alegría de vivir es muy importante”, respondió sin saberlo Estela de Carlotto. “Se puede llorar, si quizás de noche uno llega a la profundidad del alma diciendo “¿Por qué me pasó?”. Pero les pasó a muchos. Treinta mil compañeros de nuestros hijos. Ellos hicieron que tengamos la democracia más larga de nuestra historia”, continuó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
“Agradecer este homenaje. Es muy importante para nosotras, que ya estamos viejitas, poder recibir estos homenajes antes de irnos. Estamos contentas, tratando de trabajar para encontrar los nietos que nos faltan”, dijo Buscarita Roa con la voz por momentos a punto de quebrarse.

En año de elecciones, nacionales y en el club, comenzar con este reconocimiento es marcar la cancha. La política, en este caso la memoria, y el fútbol pueden caminar de la mano, contrario a lo que se dijo durante años. Pensar el país y la historia desde los clubes no va a hacer que la pelota entre más o menos veces en el arco, solo va a generar que los clubes cumplan un rol fundamental en la sociedad: ayudar a formar a sus integrantes.
Esta clase de acto puede generar que en los clubes se escuchen cosas como: “Si cada uno de nosotros, donde estamos trabajando, donde estamos estudiando o donde estamos haciendo deportes, respetamos al otro aunque piense diferente, porque no es un enemigo, la Argentina va a tener más mérito y más fuerza para tener una democracia permanente. Y el bienestar de su pueblo sin hambre y sin desempleo”. La reflexión de Estela en tiempos de grietas que no llevan a ningún lado y a cuarenta años del retorno de la democracia, resulta fundamental. Más aun pronunciada adentro de un estadio de fútbol.
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Dos horas después de mí botella tirada al otro lado del Atlántico, llegó la respuesta de Andrea. El genovés, o zeneize, lengua de raíz romana, hablada dentro de Italia, pero que poco tiene que ver con el idioma italiano, seguía siendo esquivo. Su desarrollo es puramente oral lo que genera que sea complejo encontrar definiciones escritas. Si te defino te limito en su máxima expresión. Siendo ya casi la medianoche italiana, apareció otra respuesta de Andrea. Memoria en xeneize es memöia.
Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci
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