Un adelanto de nuestro próximo libro “Ilusión Eterna”. El Mundial 78, Houseman abrazado a Nora Cortiñas 30 años después, Maradona con Estela de Carlotto en Sudáfrica 2010, las campañas de Abuelas de Plaza de Mayo de las que participó Messi y los nietos recuperados post mundial al grito de Abuelas lalala. Escriben Lucas Jiménez y Juan Stanisci.
“Les pedimos que no nos abandonen”
Esa frase dijo una de las Madres de Plaza de Mayo el 8 de junio de 1978 al cronista de un canal de Holanda. Era el segundo jueves del mundial jugado en Argentina en plena dictadura militar. El día de la inauguración la televisión holandesa partió la pantalla en dos: de un lado la ceremonia en cancha de River y del otro, la ronda de 40 mujeres con pañuelos blancos en la Plaza de Mayo.
La ciudad estaba desierta. El imán del mundial había funcionado para el gobierno de facto. Pero algo se había generado fronteras afuera del país porque al jueves siguiente todos los corresponsales extranjeros fueron a la Plaza a filmar a las mujeres que pedían por la aparición de sus hijos e hijas.
“Ustedes son nuestra última esperanza, solo queremos saber dónde están nuestros hijos, que nos digan donde están”, se escucha gritar a una de las madres frente a cámara. Al ver que por primera vez había prensa interesada en ellas, las Madres se agarraron del brazo y enfilaron para realizar una caminata por la calle Florida. Así quedó registrado cómo la policía intentaba detenerlas y cómo cierta gente que pasaba por ahí las insultaba por “dar una mala imagen para el país“.
“El mundial fue el peor momento para las Madres de Plaza de Mayo porque mientras ellas lloraban, la población festejaba. Lo dice Hebe de Bonafini que mientras ella lloraba en la cocina, el marido gritaba los goles en el living. Por otra parte el mundial hizo que el resto del mundo conociera de su existencia. Poco tiempo después de la Copa una fundación de mujeres holandesas donó el dinero para que ellas pudieran comprar su primera sede”, nos contó en una entrevista el periodista Matías Bauso, autor del libro Historial oral del Mundial 78.

30 años después
En 2008, a 30 años del Mundial 78, el Instituto Espacio Para la Memoria organizó “La otra final”. Un encuentro entre los campeones del mundial y víctimas del genocidio militar. Solo tres jugadores acudieron ese día. Ricardo Julio Villa, Leopoldo Jacinto Luque y René Orlando Houseman, que abrazó llorando a Nora Cortiñas.

El 22 de marzo de 2018, en el cumpleaños 88 de Norita, se nos fue el Loco René. A los que no lo vimos jugar, sí lo vimos llorar y nos queda esa imagen como reflejo de todo lo que está bien en el mundo. De que festejar y jugar el Mundial 78 en un contexto de torturas y asesinatos no se puede borrar. Pero sí se puede aprovechar la ventaja del paso del tiempo y ser parte de un evento que trató de tender un puente entre la Selección Argentina y los Derechos Humanos, justamente en un aniversario del acontecimiento que más los separó.
Hubo muchos ausentes que habían sido invitados. Todos fueron nombrados en un comunicado que repasó a todas las personas que apoyaron la iniciativa: Diego Maradona, Daniel Passarella, César Luis Menotti, Carlos Bilardo, Carlos Bianchi, Amadeo Carrizo, Víctor Hugo Morales, entre otros.
Se jugó un partido simbólico y Houseman se puso los cortos, sin entrar a jugar. Parado de afuera de la línea de cal vio llegar a Norita Cortiñas que venía caminando desde la ex Esma hasta la cancha de River, a la que le dieron una vuelta olímpica con una bandera que decía “30 mil detenidos-desaparecidos presentes”.
Las de atrás vienen conmigo
En pleno mundial de Sudáfrica 2010 la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, estaba promocionando su candidatura para el Premio Nobel de la Paz. La gira incluyó una visita al país africano para entrevistarse con Nelson Mandela y se dio el lujo de visitar la concentración del seleccionado argentino en la Universidad de Pretoria.
Entre las tantas cosas que le cobraron al Maradona entrenador de la Selección incluía que había habilitado la visita de Estela y de ex compañeros, pero los dirigentes de la AFA no pudieron entrar. “Acá traemos buenas personas”, les gritó a los periodistas que cubrían la práctica el día que fue Gabriel Batistuta.
Lo cierto es que terminado un entrenamiento, antes de jugar el segundo partido contra Corea del Sur, al costado de la cancha estaba la Abuela de Plaza de Mayo. El Diego de los pueblos que luchan se acercó a saludarla. Ya había bajado el sol y había un viento tremendo. Carlos Bilardo notó el frío en la cara de Estela y le acercó un camperón de la Selección. El mismo que tenía puesto el DT. Sonrieron para la foto con un banderín de la AFA, un escudo que ahora sí nos representa como bandera.

Si hay Maradona, hay declaraciones a la prensa y estuvieron a la altura del encuentro: “Es una luchadora. Todos tenemos que estar con ellas, y los que no quieren estar es porque se hacen los giles”. No solo el entrenador puso el pecho, algo había calado también en la memoria de los jugadores. Antes de partir hacia Sudáfrica jugaron un amistoso despedida con Canadá en cancha de River con la bandera “Apoyamos a las Abuelas de Plaza de Mayo para el Premio Nobel de la Paz”. No fue algo simbólico, la llevaron al mundial y estuvo colgada durante toda la estadía en las tribunas del estadio de Pretoria durante los entrenamientos.
Hace 10 mundiales que te estamos buscando
Antes del mundial de Brasil 2014, la Selección Argentina recibió a las Abuelas de Plaza de Mayo en el predio de Ezeiza. La idea era grabar un spot para una campaña llamado “Hace 10 mundiales que te estamos buscando”.
Del video participaron el capitán Lionel Messi, el entrenador Alejandro Sabella y dos referentes del mundial que se venía como Javier Mascherano y Ezequiel Lavezzi. Todos y todas posaron con la pancarta que decía: “Resolvé tu identidad ahora”.
La delegación partió y volvió como subcampeona del mundo. La campaña tuvo mucha difusión, Messi todo lo potencia a nivel mediático. Un mes después de que terminó el mundial, se dio a conocer la noticia de la aparición de Guido Carlotto, el nieto de Estela.

Messi rompió el silencio en las redes después del dolor por la final perdida para escribir: “Feliz e ilusionado por la aparición del nieto de Estela de Carlotto. ¡Hay que continuar con la lucha, quedan muchos más! Cuentan con todo nuestro apoyo. #TodosSomosFamiliares”.
Dale, dale campeonas
Cuando en el fútbol hay aspectos que no se pueden explicar desde la lógica, se habla de mística. Esta selección tuvo un gran equipo y un director técnico fuera de serie. Pero también tuvo todos los “elijo creer” que se puedan imaginar. Coincidencias con el 86 hasta el hartazgo. El mejor cancionero de la historia. Sufrimiento y buen fútbol en cuotas iguales.
Ser campeones del mundo dio vuelta un país que solo sabe festejar perdiendo todos los estribos. Más de cinco millones de personas en las calles. Setenta y dos horas de festejos. Recibimientos emocionantes en cada pueblo donde un campeón construyó sus sueños de pelota y tierra. Talento y potrero. De los clubes de barrio para el mundo.
Desde aquella lejana victoria contra Polonia se sumó una protagonista inesperada: abuela lalalala. Ocho meses antes, en el predio de AFA, Messi y sus compañeros habían sido parte de una campaña de Abuelas de Plaza de Mayo por la búsqueda de las nietas y los nietos apropiados. Mientras todavía había gente bajando de los semáforos, nos enteramos de que esas mismas abuelas habían encontrado al nieto número 131. “Ahora nos volvimos a ilusionar”, escribieron desde las cuentas de redes sociales. Abuelas lalalala respondimos la mayoría con una sonrisa más grande que nuestra cara. Menos de una semana después, fue el turno del 132.

El martes 20 de diciembre, cuando decidimos prolongar los festejos aun sabiendo que los jugadores ya estaban rumbo a sus casas, dimos nuestra propia vuelta olímpica. Fue alrededor de la pirámide de mayo, esa que lleva tatuada los pañuelos de la memoria.
El Mundial empezó con la triste noticia de la partida de Hebe. No habíamos terminado de festejar la Copa, cuando dos nuevos nietos se sumaron a la enorme fila de triunfos de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Quizás aquellas cosas que no se pueden explicar sean las que mejor nos definen. Esas donde la lógica y la razón no tienen nada que hacer salvo a sentarse a mirar cómo disfrutamos la vida.
Lucas Jiménez y Juan Stanisci
Twitter: @lucasjimenez88 y @juanstanisci
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