Lucas Martínez Quarta representa una de las mejores variantes de Argentina en Defensa. Por su velocidad y salida con pelota dominada. Gran análisis de Gonzalo Bressan Otegui.
En los últimos días Lionel Scaloni anticipó los nombres de los futbolistas del ámbito local que integraran la lista de convocados de la Selección Argentina para los partidos de Eliminatorias. Entre los citados se encuentra Lucas Martínez Quarta, siendo el único marcador central del futbol domestico. ‘’Cuando armamos la lista –dice Scaloni-, lo hacemos en base a lo que hace falta’’. Esto supone que ante la ausencia de jugadores para representar la idea, el entrenador opta por uno de los futbolistas que viene siguiendo pero hasta el momento no necesitaba. Es por esto que debió mirar hacia atrás, y analizar lo que el defensor de River había hecho en la última Superliga.

El seven-eleven es un termino que se utiliza en el futbol ingles para describir la jugada que comienza con un pase largo del defensor central a los extremos, derecho o izquierdo, el siete o el once, para que estos envíen un centro al delantero de área. Pero el nuevo futbol ingles mutó. ‘’El seven-eleven ha quedado enterrado en el mundo’’, dice Mauricio Pochettino. Igualmente parte de la esencia sigue impregnada. Virgil Van Dijk, defensor del Liverpool, de los más completos del mundo, fue el jugador con más pases buenos en la última Premier League. Dentro de los 3255, el pase cruzado a los extremos es una insignia en su juego.
Esto mismo es lo que hizo Martínez Quarta, en la tercera fecha de la Superliga, frente a Racing, en el gol de Ignacio Scocco. Con un cambio de frente habilitó a Nicolás De La Cruz, quien asistió al delantero para el gol. Su pegada radica en la visión panorámica por haberse educado como mediocampista central. Con la cabeza en alto busca la mejor opción, la primera es hacia adelante, y si hay que arriesgar, lo hace. A 40 metros de su arco, lejos del arquero, arriesga su pase abogando su velocidad. Por la segunda fecha de dicho certamen se enfrentaron River y Lanus. A los diez minutos del segundo tiempo, Carlos Auzqui dominaba la posición en la búsqueda de la pelota, pero Martínez Quarta doblegó su velocidad y se quedó con el balón. Esta podría ser una jugada aislada si no tenemos en cuenta las condiciones del ex Estudiantes de La Plata. Carlos irrumpió en primera mostrando dotes para ser uno de los grandes extremos del futbol nacional. Su velocidad, de marcada diferencia, llamó la atención Marcelo Gallardo, quien no dudó en su contratación. Lo mismo que hizo, luego de su paso por River, Luis Zubeldia, quien lo colocó en la raya contraria al jugador más rápido del futbol local, Lautaro Acosta. Pero el defensor no tuvo en cuenta el contexto, aunque si como se preparó y para qué.
En Europa la velocidad de los defensores es uno de los aspectos más buscados. En la Champions League finalizada en 2019, Van Dijk registró la velocidad más alta de la competencia con 34,5 kilómetros por hora. Frente al Barcelona, en el Camp Nou, corrió de área a área, y aunque Sergio Busquets intentó detenerlo, llegó antes que Lionel Messi. Pero nada de esto tendría importancia sin un para qué. Las líneas adelantadas de los equipos que pelean los torneos más importantes tienen como condiciones sine qua non defensores que puedan anticipar, recuperar la posición y llegar a cortar a una acción comprometida.

De esta forma, la velocidad en un defensor se vuelve primordial para el adelantamiento la última línea. Incluso, en muchos casos, son estos actores los que se adueñan de la pelota y toman decisiones creativas. ‘’Gaby, conmigo, el central que no conduce, no juega’’, le dijo en uno de los primeros entrenamientos Josep Guardiola a Gabriel Milito. El rompimiento de líneas de un central significa que la marca de su compañero tiene que tomar una decisión crucial, uno u otro. No obstante la capacidad del productor debe estar acorde. Este es el caso de Lucas, que a los sesenta minutos del partido contra Vélez, por la fecha siete, cuando su equipo perdía dos a cero, tomó la lanza, corrió varios metros y habilitó a Ignacio Fernández para el empate.
Todos estos son ejemplos que describen la capacidad del marplatense. Detalles que se suman a lo que resalta en cada partido. El manejo satisfactorio de sus dos piernas, que lo facultan para jugar en ambos sectores de la defensa central. Su aptitud para el gol, ya sea por su cualidad aérea o su gran definición. Sin embargo, en el último tiempo, lo más llamativo es su capacidad para hacer de los infortunios un aprendizaje. El doping cuando había logrado consolidarse en primera, comprensión ante las decisiones del cuerpo técnico, las lecciones por errores meramente futbolísticos y la reposición ante las lesiones. Scaloni miró hacia atrás en el tiempo y lo volvió a convocar porque le hacía falta. Gallardo mira para el fondo y se siente pleno con el estilo de su juego. Los hinchas relojean la defensa y no quieren que deje un hueco. Los equipos europeos miran, por arriba de su hombro, para atrás y saben que es cuestión de tiempo su arribo. El único que no mira para atrás es Martínez Quarta.
Gonzalo Bressan Otegui
Pueden leer sus geniales textos acá.
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