Antes de la semifinal contra Croacia, el país espera la palabra y el análisis de Pepe. ¿Buscó información o sigue la euforia por estar entre los cuatro mejores? Pepe, la inteligencia balcánica y las secuelas de la guerra. Escribe Lucho Bauzá.

Viendo las calles de Buenos Aires a través de las ventanillas del colectivo, rumbo al trabajo, a poco más de veinticuatro horas para la semifinal, mandé el mensaje de siempre. “¿Qué onda, Pepe?”. Transcribo los audios.

“Najodvratnija ekipa ikada. Samo prljavo. Bojim se Messijevih padova i guranja sudaca. Uvijek su igrali prljavo. A Maradonina ‘Božja ruka’ je šlag na torti zemlje koju vuku. Ponovno ih pregaziti nevjerojatan je užitak, a onda što se događa u finalu. ¡¿Y?! ¿Qué me decís? Ya sé que estás mirando de reojo a Mbappé, te conozco, mascarita. ¿Pero qué me decís de esto? ¿¡Eh?! ¡¿Vas a decirme algo o no?!”.

“Pepe… No entendí la primera parte, me la aclararías, por favor. Y sí, tenés razón. Puede ser que ya esté pensando en cómo vamos a parar a Mbappé. Pero aclarame lo primero, calculo que estás hablando en croata”.

“Sí, tenés razón. Es croata. Y dice así: el equipo más repugnante de la historia. Solo sucio. Tengo miedo de las caídas de Messi y de los empujones de los árbitros. Siempre jugaron sucio. Y La Mano de Dios es la guinda del pastel. Volver a atropellarlos va a ser un placer increíble, y luego veremos en la final… Eso dice este croata, uno cualquiera, al pie de una nota del diario Sporstke Novosti en la que se quejan de la actitud de nuestro prócer Emiliano Martínez. ¿Sabés qué? No escuché a ningún argentino hablar mal de los croatas. Y no está mal. No está mal, son divinos. Pero ellos vienen por todo. Creeme: por todo. Y tienen motivos, tienen su hashtag Elijo Creer, su propia historia, su emotividad, sus operativos de distracción altamente calificados. ¿Tenés tiempo? Porque hay mucho para contarte. Y cuando digo mucho, es mucho”.

“Sí, Pepe. Lo tengo”.     

“Perfecto. Vayamos por partes. El viernes, como todo argentino de bien, me la pegué en la pera luego de haber consumido todos y cada uno de los videos que se vieron de la terrible batalla frente a Holanda. La Operación Von der Saporitten fue todo un éxito, es cierto, hasta el minuto setenta y pocos: Van Gaal se comió la boba, la tonta, la estúpida, se lo ganamos entre todos pese a que el espíritu de Dick Nanninga poseyó el cuerpo de Wout Werhorst, a.k.a el bobo. El sábado, con el cuerpo dañado y un solo mantra entre mis labios, muchaaaachoooos…, prendí la tele para ver Portugal-Marruecos y la computadora para sumergirme con una alta dosis de morbo en las páginas holandesas: quería ver la imagen del viejo zorro holandés en el aeropuerto, quería ver el semblante derrotado del bobo allá, donde lo había mandado Messi. Pero cuál no fue mi sorpresa cuando vi que los soldados de Scaloni ya estaban pedaleando frente a la atenta mirada del DT. Y ahí caí en la cuenta de que esto seguía, que no había tiempo para festejos, porque Croacia estaba a apenas tres días. ¿Te acordás del hijo del gordo Michniewicz, el DT polaco? Aquella vez, hace apenas doce días, encontré en Instagram a este pendejo agrandado, también flamante DT, diciendo que solo podían hablar de fútbol con él los que tuviesen un título UEFA PRO B. Y bueno, con este frenesí del Mundial, no tuve tiempo de invitarlo a hablar de fútbol conmigo, un simple empleado administrativo, porque ya se venía Australia y todavía quedaban quince posibles rivales. Pero no faltará oportunidad, como tampoco faltará tiempo para hablar de la Valija de Rice, del dientudo de Bruno Fernandez o del gil de Pepe hablando de la Argentina. Pero ahora, Croacia. ¡Ya, Croacia! Porque los medios nuestros ya se pusieron melancólicos, ya están repasando las gambetas de Messi en el Mundial, y eligiendo el once ideal… Manga de muñecos: mañana jugamos una semifinal. Una semifinal. Yo entiendo la emoción, la descarga, la sensación de euforia y la felicidad que nos dio haberles ganado a esos ortibas. Pero falta. Y falta lo peor. Lo más difícil. ¿Estás de acuerdo o no?”.

“Sí, Pepe. Seguí. Vamos a enfocarnos en Croacia”.

“Croacia, entonces. Nos respetan, pero a su vez se dan cuenta de que estamos confiados. Nos barrieron los diarios de acá y llegaron a la conclusión de que ya nos vemos en la final, y creo que, al menos entre el público, tienen razón. Por suerte, como siempre digo, decí que está Scaloni, que está el pibe Manna, que, humildemente, estoy yo también… Porque allá aparecen encuestas hechas en el Obelisco cuando el nivel etílico era un escándalo, dicen que los argentinos no aprendemos más, que queremos sandunga otra vez, volvieron los memes contra Willy Caballero, no, no… Ellos están a mil, no se conforman con lo de Brasil ni en pedo. Quieren más. Y lo quieren ya, mañana. Así que a despertarse, basta de ver videos del Dibu y basta de los balances y de la melancolía, después tenemos toda la vida para acordarnos del bobo y de saborear este momento único. Ahora, modo Gastón Abdul del primero al último porque si no nos perdemos la final, que tan cerca y tan lejos está. ¿Sabés en qué andan los croatas? En el paralelo de Argentina y Alemania entre los mundiales 86 y 90, que repitieron finalistas pero no campeones. Ellos, allá, están meta trazar el paralelismo con los alemanes, que perdieron una final y tuvieron revancha cuatro años después. ¿Y por qué no? Tienen derecho a soñar, como lo tenemos vos, yo o cualquiera. Quieren cruzarse a los franceses de nuevo, los turros se están haciendo la película con Mbappé y Maradona, así que ojito. Otra, esta también me preocupo: van con la suplente. Están felices porque van con la suplente y nosotros con la titular, igual que en Rusia 2018, cuando nos embocaron tres pepas. ¿O te pensás que los únicos cabuleros somos nosotros? ¡Las pelotas! Igual, todo esto que te cuento son minucias, detalles, podría estar toda la tarde así, qué sé yo… El día de la final es el aniversario del asesinato del abuelo de Módric, que se llama así por él, y estos están dándole y dándole al dato, que para Luka sería un día de lágrimas agridulces… Te dan ganas de que lo ganen ellos también, son hijos de puta, no es joda esto que te cuento, es una de las notas más leídas de los diarios de allá, encima el abuelo le hizo una camiseta de madera, la primera camiseta de Módric era de madera, cuando te digo que ellos se están jugando la vida en esto es porque se están jugando la vida, no es joda lo que se viene. Pero te decía… Detalles. ¿Pasamos a lo groso, a lo turbio, al espionaje puro y duro? A esta altura ya esperaba una cadena nacional de Alberto, que no tendría que demorarse más, pero bueno, mientras llega te adelanto yo la problemática, si estás de acuerdo”.

“Sí, dale Pepe”.

“Darío Cvitanich. Cvitanich, en croata, significa Flores. Cvitanich, el nueve, sí, el nueve que jugó en Banfield, el ídolo de Racing, el soldado de Falcioni. El mismo Cvitanich que estás pensando. Sangre croata, lo quisieron nacionalizar en el 2007. De aquellos trámites en vano, a la diplomacia croata le quedaron algunos datos conseguidos por los servicios, nada grave, algunas contraseñas, algún que otro gusto non sancto del delantero. Y ahora lo sacaron a la cancha: el tuit de Cvitanich, que a estas horas se encuentra con paradero desconocido, lo escribieron los croatas. Quieren que dejemos de usar las cábalas que nos trajeron acá, el calzoncillo agujereado, el desatanudos de la vieja, el volumen de la tele en número par, el sillón hecho mierda, que los que venimos con De Paoli nos pasemos a Giralt y viceversa. Mucho más que eso no tienen. Es poco, dirás vos. Seguro. Pero con que uno solo de nosotros pise el palito, cagamos. Un solo boludo que lo siga y cagamos. Por eso es más necesaria que nunca la cadena nacional, esto tiene que saberse de La Quiaca a Ushuaia, que se vuelvan a sentar los tres porque mal que mal esto es tan grave como una pandemia. ¿O no?         

“Más o menos… ¿Algo más, Pepe?”.

“Sí. Lo último, pero antes, lo de Cvitanich está híper recontra chequeado, cuando salió campeón con Racing, la cábala era la bufanda negra del Chacho, ¿te acordás? Y Cvitanich declaró dos o tres veces a favor de la cábala, así que a mí no me vengan con boludeces, él cree en las cábalas como todos, le usurparon la cuenta estos croatas hijos de puta. Y ahora sí, lo último. Bah, dos cosas: la primera, que el presidente croata está en Chile, lo invitó el garca de Boric, mucha patria grande pero estos chilenos están con ellos a morir, las pelotas de Galeano con la patria grande, lo invitaron a ver el partido acá, están meta mufarnos en el Palacio de la Moneda, pero ya nos vamos a ver de nuevo con esos traidores. Y lo segundo, y con esto sí me voy: no es joda lo de la guerra, ellos la tienen muy presente a la guerra de la década del noventa, y no tienen dudas de que hay algo presente de aquella época en esta selección, en el fútbol croata. Leí una nota de opinión de un diario de allá, y eso me llevó a otra, y esa nota a otra más, en la que un croata llamado Stanisic se pregunta, retóricamente, si algo de aquella época repercutió positivamente en estos futbolistas, y se responde que sí. Esa respuesta tiene que ver con la garra, que la tienen, con el sentido de pertenencia potenciado, que lo tienen, y con algo más que solo saben ellos, los que crecieron en Croacia. Seguí investigando, ya te lo podrás imaginar, pero no llegué a ninguna conclusión. Estos croatas son un misterio, un canto al sobreponerse. Y ese algo más que sacan durante los partidos definitorios, ya lo sabemos, alcanza su máxima expresión durante los tiempos suplementarios. Por eso hay que evitarlo como sea, porque si no corremos grandes riesgos de ser pollo. Chau, amigo, el sábado espero el mensaje para que hablemos de la final”.     

Lucas Bauzá
Twitter: @rayuelascometas

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