Hace un año atrás la Selección Argentina dirigida por Scaloni y capitaneada por Messi terminaba la primera fase de la Copa América 2021. Donde muchos veían todas dudas y cuestionamientos, unos pocos creían que se estaba empezando a construir un posible equipo campeón. Estas son las crónicas de los primeros tres partidos con escritos de ese momento. Escribe Lucas Jiménez.

Argentina-Chile: ¿Arranca o no arranca?

Lo Celso conduce y asiste. Nico González es volante en retroceso y segunda punta para atacar los espacios. Gran tándem del equipo de Scaloni de 2 jugadores que no están para 90 minutos porque llegaron tocados a la Copa América.

Messi los primeros tiempos se retrasa a arrastrar marcas y los segundos se carga el ataque al hombro. Todo el partido está con la pegada encendida. Se guardó para la Copa las que no entraron por Eliminatorias.

Bravo sostiene con las manos los baches de un Chile en pleno fogueo de su renovación. Dibu Martínez comienza a hacer lo mismo en Argentina. Habemus arquero para rato después de la era Chiquito Romero.

El mejor central argentino es Cuti Romero. Hoy no jugó y se notó. Martínez Quarta hizo los mismos méritos que Foyth para quedarse afuera de la Copa. El ex River solo jugó 15 partidos de titular en un año en Fiorentina. Contra Chile hace una semana salió en el entretiempo amonestado. Cosa que debió ocurrir hoy después que se lo note falto de timming en el 1°T, también con amarilla. En el 2° salió a cortar lejos y perdió. Dejó un hueco que aprovechó Vargas. La jugada terminó en penal de Tagliafico en un cierre desesperado contra Vidal.

Chile ya merodeaba el empate. Argentina no tiene mediocampistas para defender con las líneas bajas. Si se retrasa sufre. Los cambios mejoraron al equipo. Para armar un doble 5 mejor De Paul que Paredes que necesita espacio para conducir. Con dos wings y Messi libre Argentina fue más profunda y vertical. Molina por Montiel aportó para las mejoras. El de Udinese juega más adelantado. El de River todavía no se suelta y en la marca a veces gana, a veces pierde, como todo jugador.

El principal problema de Argentina cuando hay que sufrir los partidos es que sacando a Messi está construyendo sobre ninguna base de experiencia. Otamendi alterna buenas y malas. Agüero y Di María son suplentes. Angelito entró mejor que el Kun. Ya hace años rinde mejor por derecha. Chile que tiene una renovación sin muchos jugadores de gran nombre tiene 5 tipos de experiencia que sostienen al equipo.

En ese sentido sí creo que hubiera sido valiosa la inclusión de Enzo Pérez como suplente para entrar a apagar el fuego cuando empieza el quilombo. No es casualidad que Messi se está destacando más los segundos tiempos. Porque sale a poner la cara cuando el resto entra en el desorden y la confusión. Otamendi todavía es recuperable y nos sirve.

Argentina erró muchos goles. Mereció ganar pero no ganó. Tres empates consecutivos y tres defensas diferentes ya paró Scaloni en cancha. Sí repitió arquero, mediocampo y delantera. Toda la línea del fondo está en observación. Arriba faltan goles de jugada. Todos los marcados en estos partidos fueron de pelota detenida. Lautaro está fastidioso por la sequía. Agüero no está para ser titular y se notó cuando entró. Julián Alvarez espera. Argentina está en busca del 11 titular. Mientras sigue empatando y la Copa América ya empezó.

Argentina-Uruguay: Qué ves cuando me ves

Después de perder las semifinales de la Copa América 2019 contra Brasil el seleccionado de Scaloni jugó contra Chile 4 veces, 2 veces contra Uruguay, 2 contra Ecuador, 1 contra México que recién había ganado la Copa de Oro, 1 contra Brasil, 1 contra Alemania, 1 contra Paraguay y partidos de visitante por Eliminatorias contra Bolivia, Perú y Colombia. No perdió ningún partido. Ganó 8 y empató 7. Solo fue superado por Alemania el primer tiempo de un amistoso que se fue al entretiempo perdiendo 0-2 y terminaría 2-2. Menos ese encuentro parejo y el 2-2 con Uruguay en 2019 todos los otros que empató los mereció ganar.

Contra Uruguay tenía la prueba de fuego que impidió la suspensión de la doble fecha eliminatoria de marzo. Jugar contra una selección top 10 mundial como la Celeste un partido por los puntos. Argentina llegó después de 3 empates en fila y montones de críticas hacia el entrenador y las respuestas anímicas y futbolísticas del equipo en los segundos tiempos, sin reparar en la cuestión física como si ese ítem no importara. Como si Lo Celso y Nico González fueran los primeros reemplazados de cada partido por capricho y no porqué llegaron tocados a la competencia.

Argentina no solo estaba frente al gran proyecto uruguayo del Maestro Tabárez con base sólida de experiencia más la camada que salió cuarta en el Mundial sub 20 2017 y acudió esa cita como campeona sudamericana. En esos años la AFA era un caos institucional y la camada de los Nahuel Molina, Cuti Romero, Foyth, Montiel, Palacios, Lisandro y Lautaro Martínez clasificó al mundial por resultados ajenos y no pasó la fase de grupos del mundial.

Cuti Romero fue expulsado dos veces en aquel Sudamericano y se perdió los dos partidos contra Uruguay (empate 3-3 y derrota 0-3). Ayer se dio el gusto de poder jugar contra la Celeste y ganarle. Volvió de la lesión que lo sacó de la cancha contra Colombia a seguir con el rendimiento animal que tiene desde que debutó en la Mayor hace QUINCE días. Su compañero de zaga Nicolás Otamendi también mostró firmeza en el duelo contra Luis Suárez. Argentina desde sus centrales y su arquero Emiliano “Brazos largos” Martínez transmitió la seguridad que faltó en otros partidos.

La columna defensiva se completó con el ingreso por Leandro Paredes de Guido Rodríguez, un 5 clásico y posicional. Más de ubicación que de rasparse las piernas. Pero con oficio pero ser líbero o tercer central en la salida e ir adelantándose a medida que avanza la tenencia. Además tiene un gran cabezazo y altura (1.87 metros). Por algo Ariel Holan en Defensa y Justicia lo usaba como marcador central. Mostró estas dotes en el gol que valió un triunfo ganándole en el duelo a Suarez.

El centro del gol vino de un desborde de Messi que minutos antes ya había avisado que estaba en esos días que juega en modo Bestia Pop. Scaloni hizo un ajuste en el equipo y jugó 4-4-2 con Messi suelto, gracias a la versatilidad de Nico González y De Paul que cumplieron doble función. El del Stuttgart fue carrilero en el retroceso y en ataque viaja en diagonal a hacerle compañía a Lautaro y el de Udinese se mueve según lo que haga Messi. Sube si el 10 baja a volantear en posición de 8 y si no se cierra para conducir y dejarle el espacio para las subidas al lateral derecho, su compañero de club, Nahuel Molina. Este a diferencia de Montiel se manda en todos los tiros y es opción de descarga permanente, hizo un buen tándem con De Paul con quien juega de memoria y le dio auxilio a Messi en una contra que casi termina en gol del ex Boca y Central.

Estos 3 jugadores fueron usados por Messi en distintas jugadas. Lionel se movió libre a las espaldas de Torreira, ahí recibía y esperaba las subidas de sus compañeros para iniciar los avances. Nico González es un tipo insoportable para los rivales porque todas las jugadas se mueve marcando el pase. Su despliegue físico es admirable. Muchas jugadas terminó de 3 y se adelantó Marcos Acuña que completó un correcto partido por todo el andarivel izquierdo. Los 4 ingresantes rindieron mejor que sus reemplazados el partido pasado.

Rodrigo De Paul es un ex enganche que jugando como creativo su carrera no parecía avanzar mucho en Europa como sí lo hizo cuando mejoró su condición física y le agregó despliegue y ubicación a su función. Así pasó a ser volante interno, capitán y emblema del Udinese. No es un crack de toques sutiles como Lo Celso pero es un jugador muy rico tácticamente por su ocupación de los espacios. No por casualidad el mercado de pases pasado se lo quiso llevar Marcelo Bielsa al Leeds United y ahora lo compró el Atlético Madrid del Cholo Simeone. Dos técnicos muy detallistas con lo que le piden a sus dirigidos.

Messi jugó un partido top 10 de sus encuentros oficiales en selección. Sin dudas su mejor partido albiceleste de los últimos 3 años después del día de los 3 goles a Ecuador que nos llevaron a Rusia 2018. Pero Messi además de su inteligencia futbolística también se destacó por las variantes que le ofrecieron estos movimientos de sus compañeros y la posición que le asignó Scaloni como segunda punta. Puesto que quedó más claro todavía cuando ingresó Joaquín Correa por Lautaro Martínez, que jugó un partido muy sacrificado lejos del área.

Uruguay creció con los cambios. Con el ingreso de Nández por Bentancur, Valverde pasó al medio y tuvo un rol más protagónico que en el primer tiempo jugando de carrilero. Brian Ocampo fue más desequilibrante que De la Cruz y se aprovechó del cansancio de Molina y De Paul. Pero a los 5 minutos Scaloni corrigió eso con el ingreso de Di María que arrancó inicialmente por izquierda para después pararse por derecha adelante del ex Racing. La entrada de Angelito energizó al equipo y sobretodo activó el ataque argentino que estaba dormido.

Otro que ingresó muy bien fue Exequiel Palacios. Volante de área a área muy necesario para cualquier equipo en cualquier circunstancia. Participó de un tiki tiki hermoso con Messi y Correa en el minuto 32 del segundo tiempo que si terminaba en gol estábamos en presencia de un golazo histórico.

Argentina le ganó bien a Uruguay por la presión alta y asfixiante de la primera media hora. Salió a jugar con la mochila de 3 empates consecutivos y el peso mediático de la exhibición del día anterior de Brasil contra Perú (el segundo tiempo). Quizás a cierto sector de la prensa le sirva el juego y mucha gente compre eso. Pero el espejo y la vara para medir a la Argentina no es la selección monstruosa que armó Tite. Vale aclarar que el técnico brasileño asumió en el cargo en el mismo momento que el Patón Bauza en Argentina después de la salida del Tata Martino a mitad del 2016.

Argentina debe ser espejada en Argentina. La que explotó despedazada por mil partes en Rusia 2018 (mundial donde el rival de ayer Uruguay salió quinto). La que ningún técnico de elite y experiencia quiso agarrar. La que empezó a foguear la renovación casi sin base de experiencia en un principio. La que sumó primero a Otamendi, después a Messi y por último a Di María y Agüero. La que casi queda fuera en la fase de grupos de la Copa América que se jugó hace dos años si Armani no atajaba aquel penal contra Paraguay. La que se armó de adelante para atrás. La que se le plantó a Brasil en su casa, hizo revolcar a Alisson y perdió un partido parejo con una actuación polémica del VAR. Es esa misma selección pero mejorada y evolucionada. Cada día un poco más. Tanto que desde aquel partido que no pierde.

Algo lindo y fuerte se está generando. Ojalá puedan verlo. Ojalá no esté equivocado. Hay que evitar a Brasil hasta la final, que el planteo y la ejecución sean como contra Alemania en 2014, que también era superior. Hay que llegar a la final. Hay que soñar. Dicen por ahí que es gratis. Súbanse a esta nube voladora. Somos como Scaloni. No tenemos experiencia. Nunca salimos campeones. Pero lo vamos a intentar. Eso sí que sabemos hacerlo.

Argentina-Paraguay: Un caramelo que dura media hora

La rotación elegida por el técnico Scaloni juntó a Los Viejitos Piola Rocanrol en ataque. La banda de los 33 años. Di María a la derecha, Messi por el centro, Papu Gómez a la izquierda. Igual tridente creativo que aquel Argentina-Perú por Eliminatorias en 2017 en la época de George Tattoo Sampaoli/Beccacece. Scaloni formaba parte de aquel cuerpo técnico. Aquella vez el 9 fue Pipa Benedetto, ayer fue el Kun Agüero (también de 33 pirulos).

Como en los últimos 3 partidos el inicio fue demoledor. Posesión, presión alta, movilidad. Messi retrasado volanteando, Di María jugando del lado de la cancha donde piensa más y corre menos mostró su faceta de asistidor para el gol de Gómez con un calco al pase a Lautaro previo al penal contra Chile por Eliminatorias. Papu jugó cerrado para sumarse a la conducción con la pelota y libre, como el viento, sin ella. Un jugador cuyos movimientos inteligentes mejoran la forma de atacar del equipo. Kun arrancó de más a menos. Lo que le da su físico actual. No le alcanzó para sembrarle dudas a Scaloni sobre la titularidad de Lautaro Martínez.

Argentina entusiasma hasta que hace un gol. Ahí se repliega y comienza a borrar esa sensación inicial. El ciclo de Scaloni es sabelliano. No brilla pero tampoco pierde. Sigue sumando partidos invicto y gana con lo justo. También comparte del gran Alejandro Magno de Tolosa que hay una diferenciación entre lo que imponen las características de los intérpretes para atacar y la idea madre del técnico. Argentina tiene jugadores de tenencia y movimientos de pelota horizontales, pero al DT le gustan los ataques verticales. Esos que no logra hilvanar el equipo cuando se repliega.

No es casualidad que el primer tiempo anduvo mejor Paredes (conducción de lujo en el gol anulado) que Guido Rodríguez y en el segundo tiempo al revés. Tampoco es casualidad que el primer tiempo defendiendo solo se destacó Pezzella con cierres oportunos y en el complemento con las líneas bajas y menos espacio mejoraron Cuti Romero y Tagliafico. Nahuel Molina aplicó con éxito la receta cocinada en el primer tiempo encimando al crack paraguayo Almiron. Sumando sus aportes en ataque otra convincente actuación del lateral derecho de Udinese.

Flojo partido del equipo de Scaloni. La primera media hora similar a los buenos inicios anteriores. Los restantes 60 minutos por debajo de los 60 de los otros partidos. Argentino quedó largo y resistió. Otra vez le llegaron poco y nada. El partido le dio la razón al técnico con la rotación. Messi jugó gastado y muchas veces pensó bien y ejecutó mal. Eso se llama cansancio. Se cura con descanso. Justo lo que viene para Argentina. Queda la victoria y que se sigue ampliando el abanico de jugadores para utilizar. También la clasificación a cuartos de final, partido al que llegaremos (Bolivia mediante) con 2 años sin perder partidos.

Quizás es porque jugaron Di María, Messi y Agüero. Quizás es porque tengo ganas de ilusionarme aún no en los mejores partidos del ciclo. Pero la última vez que vi un equipo de albañiles sacando adelante partidos también fue en Brasil. Aquella historia terminó en el Maracaná. Mismo lugar que albergará la escena final de esta Copa América. Para llegar hasta ahí vamos a necesitar más de media hora jugando como un equipo con ganas de hacer historia.

Lucas Jiménez

Twitter: @lucasjimenez88

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